La Autoridad Laboral

La autoridad es un rol y no implica autoritarismo.

En toda relación laboral la jerarquía de jefe es el rol de la persona que tiene la autoridad; es la facultad para poner las reglas y para pedir o reclamar a los subalternos el cumplimiento de una tarea según la modalidad operativa de ese trabajo.

Esta función debe ser ejercida con pleno derecho siempre que no incluya malos tratos, abusos, manipulación o autoritarismo por parte del que está a cargo.

El autoritarismo es el abuso de autoridad, es imponer autoridad por medio del hostigamiento, el temor,o las amenazas, transformando la tarea cotidiana laboral en un tormento para los empleados en lugar de ser una tarea compartida por todos para lograr proyectos beneficiosos comunes.

Si el liderazgo es ejercido en forma ineficaz es probable que la persona que esté a cargo no consiga los objetivos por falta de coherencia en la dirección o ausencia total de ella.

Un jefe puede fracasar en su jefatura si ejercen su rol como un puesto de mando, descalificando al personal y subestimando sus opiniones.

Un jefe debe pedir lo que necesita en tiempo y forma a sus empleados y no esperar que ellos asuman sus funciones y tomen decisiones por él.

No debe estar a la defensiva y pensar que los que lo rodean quieren arrebatarle el puesto, guardándose información valiosa que pueda ayudar a sus empleados a realizar mejor su trabajo.

Todos quieren ser jefes pero muchos fracasan porque se limitan a desear una posición para ganar más, para superarse, para tener poder y una jerarquía que les permita someter a los demás, para distinguirse, etc.; y esta motivación no es suficiente.

Para ejercer un puesto de liderazgo, con pleno éxito se debe trabajar con una mentalidad de dueño, “ponerse la camiseta”, como se dice, cuidar la empresa como si fuera propia y preocuparse por lograr sus objetivos.

Un dueño es el que trata que sua empleados den lo mejor de ellos mismos, es el que se empeña en crear un valor para su empresa y para si mismo y no en ser un burócrata y crear más trabajo.

Actuar como dueño convertirá a un empleado en un jefe idóneo, por ser digno de confianza, por ser responsable, trabajador y con el carácter capaz de actuar como líder en cualquier circunstancia.

Un líder tiene ambición y se atreve a imaginar un proyecto para realizar sus sueños. Sabe lo que quiere y está determinarlo a hacerlo.

Un empleado que desea ser un futuro jefe debe aprender de los demás imitando la conducta de los mejores y dejándose enseñar.

Los que desean un ascenso deben convertirse en verdaderos expertos, pensar en grande, ampliar su horizonte y arriesgarse.

Hay que visualizarse como jefe, convencerse que se puede, porque la fe es lo que lo convertirá sus sueños en realidad.

Tener un empleo no es lo mismo que tener un trabajo. Un trabajo se elige y se relaciona con la vocación y un empleo sólo permite ganar un sueldo; y cuando uno hace lo que le gusta no está mirando el reloj para irse a casa.

Todo jefe tiene que planificar proponerse metas y ser lo suficientemente flexible para cambiarlas sobre la marcha si fuera necesario; y lo mejor es estar bien informado y documentado, investigar y seleccionar la mejor estrategia para lograr los objetivos.

Los jefes son puntuales, no llegan tarde. La puntualidad significa que la persona está motivada en su trabajo y que tiene interés.

Un jefe tiene que aprender a hablar con diplomacia, que es el arte de conseguir que los subalternos hagan con gusto lo que uno desea que hagan.

Tiene que saber alentar a sus empleados en los momentos de crisis y tener la sabiduría necesaria para pasar las tormentas.

Solamente una mente positiva llega a jefe, alguien concentrado en el presente y en el futuro que es capaz de no permanecer aferrado al pasado.