Película Recomendada, La Duda



Una película de singular belleza, por el trabajo de los actores, dos figuras conocidas de larga trayectoria y alto prestigio y por el tratamiento de un tema que encara la relatividad de algunos supuestos valores y de la permanencia y el triunfo final de lo que es verdadero.

Desenmascara la relativa moral de algunos religiosos, que parecen defender valores éticos pero sólo ocultan sus miserias, sus deseos de venganza y su odio, y aprovechan sus posiciones de poder para sembrar la duda sobre la reputación de los que de alguna manera los superan.


En un colegio religioso, la directora, una monja autoritaria, rígida y déspota, se entera de un chisme, por boca de una de sus subalternas, que compromete al clérigo que ocupa un cargo superior al de ella.

La joven monja, que es profesora del colegio; con alto sentido del deber, y creyendo haber sido testigo de una escena comprometedora entre el citado sacerdote y un adolescente, informa de sus sospechas a la directora sin ninguna prueba contundente.

Al escuchar sus chismes, esta mujer aprovecha para descargar todo su resentimiento y encono hacia este sacerdote, muy querido por los alumnos y por los feligreses, pero odiado por ella por su tolerancia y flexibilidad.

Notables son los sermones que dicho padre ofrece desde el púlpito, referidos a los oscuros sentimientos de los que difunden chismes y de las consecuencias de ellos, ya que una vez que se han dispersado resultan imposibles de borrar.

La directora enfrenta al clérigo obsesionada por saber la verdad y lo somete a un interrogatorio utilizando mentiras para que confiese.

Tal vez el hombre alguna vez fue un pecador, como ella, porque nadie está libre de culpas, pero en este caso preciso no ha hecho nada que lo avergüence.

Por el contrario su actitud está animada por la compasión hacia un niño negro, el único, en un colegio de blancos, que además de tener un padre golpeador tiene que sufrir la discriminación y la burla de sus compañeros.

La mujer no le cree y se arriesga a amenazarlo con decir la verdad sobre su pasado, sin siquiera conocerlo y lo obliga a renunciar.

Sin embargo, el obispo, enterado de los sucesos y conociendo las cualidades meritorias de este sacerdote, lo asciende de jerarquía y lo nombra director de otro colegio.

Estas personas que se envanecen creyéndose conocedoras de la gente, sólo creen en sus propios prejuicios y no en los hechos tal cual son.

Ven lo que quieren ver y se empeñan en señalar con el dedo las fallas ajenas, sin percatarse de las propias.

Sin embargo, muy en el fondo de su alma, también dudan de sus juicios.