Chicos insoportables - Segunda Parte



Es común que muchas familias estén desesperadas por el comportamiento de sus hijos en el hogar y no sepan qué hacer; y cuando todos se reúnen en su casa, lejos de ser un momento feliz para compartir, se convierte en una verdadera pesadilla.
Los chicos se pelean y se golpean constantemente; durante las comidas se levantan de la mesa; comen parados; y se tiran cosas unos a otros generando entre ellos mucha tensión y gritos, y recién se van a dormir cuando quieren.

Lejos de ser una grata convivencia, todos los días se libran nuevas batallas, predominando los gritos, los insultos, las malas palabras y la falta de respeto a los padres, que no saben qué hacer frente a esta situación.

Mientras tanto, las habitaciones de los niños están en pleno desorden, después de regresar del colegio la ropa permanece tirada en cualquier parte, los juguetes, libros y útiles escolares se encuentran esparcidos por el piso, la cama está sin hacer y todo luce como si nunca nadie hubiera entrado a limpiar ni a acomodar.

La madre de estos chicos está al borde del colapso, ella representa el fusible que trata de evitar los cortos circuitos entre ellos y el padre; pero últimamente su salud se ha resentido por no poder expresar toda su frustración y bronca.

Cuando vuelve del trabajo, el padre de estos niños comienza con sus gritos y todo se vuelve un caos.

¿Qué es lo que están haciendo mal estos padres sin darse cuenta?

Sus hijos han tomado el control de la casa y ellos lo han perdido; y no saben cómo revertir esta situación porque siguen cometiendo los mismos errores. El padre sigue gritando y castigando a los chicos mientras la madre no dice nada.

En una casa donde no existen las reglas, todos pueden hacer lo que quieren. Los gritos del padre lleva a los niños a imitarlo y los golpes que reciben los conduce a hacer lo mismo con sus hermanos menores, y toda la familia se convierte en un grupo desequilibrado y caótico.

En estos casos, muy frecuentes hoy en día, lo primero que se requiere para volver a la normalidad, es que los padres asuman su rol y pongan las reglas.

Las reglas serán para todos y deberán ser cumplidas, debiendo ser exhibidas en un lugar bien visible.

-Nadie puede volver a gritar

-Nadie recibirá más golpes

-No se dirán más palabrotas

-No se insultarán

-Se asignarán las tareas a cada uno para realizar habitualmente.

-Las habitaciones tienen que permanecer ordenadas

-Las camas tienen que permanecer hechas.

-Ninguno se puede levantar de la mesa sin el permiso de los padres

-El padre le dedicará mayor tiempo a sus hijos, se interesará por su rendimiento en la escuela y jugará con ellos.

-Ambos progenitores se apoyarán entre si en sus decisiones con respecto a los niños y formarán un equipo que trabajará unido.

-Los niños necesitan límites y si no cumplen las reglas, los padres aplicarán una penitencia que deberán hacer cumplir con firmeza.

Los chicos se sienten mejor en una casa donde hay orden y donde se cumplen las rutinas diarias. Necesitan acostumbrarse a respetar el horario de las comidas y para ir a dormir, con la ayuda de la firme convicción de los padres decididos a terminar de una vez por todas con el caos y a asumir el rol que les corresponde.