La Crisis de los Cuarenta Años



La Crisis de los cuarenta enfrenta a la gente a la incertidumbre que provoca el temor a manifestar síntomas de declive físico y psíquico.

Los estudios de mercado han detectado esta novedad ya hace mucho tiempo y el comercio ha aprovechado esta debilidad para fomentar el consumo de clases de gimnasia, dietas, cremas antiarrugas, cosméticos, cirugías plásticas, para recuperar la lozanía y la ilusión de la eterna juventud.

Sin embargo, todos esos paliativos no alcanzan para revertir el proceso de envejecimiento y sus resultados son relativos, porque aunque se agoten todos los recursos para tratar de recuperar la juventud perdida, ese lento camino por muchas razones, está lejos de ser igual para todos.

Las disfunciones que pueden llegar a aparecer a partir de esta década no siempre están relacionadas con la edad, dado que los cambios debidos al proceso de la vida suelen ser lentos y producirse en forma paulatina.

Las mujeres terminan su ciclo menstrual alrededor de los cincuenta años, edad aproximada en que finaliza la etapa reproductiva pero en la que comienza una parte de la vida que permite entregarse al placer sin necesidad de protección anticonceptiva y con mayor libertad de acción.

Es el momento en que una pareja puede darse cuenta de dos cosas: que no se conocen y que no saben como continuar la relación o bien que tienen la oportunidad de empezar una nueva vida más unidos porque por fin están solos.

Pero los hombres a veces se sienten diferentes y piensan que comienzan a declinar mucho antes.

Siempre existió el mito del eterno vigor masculino, sin embargo, la vida actual se está ocupando de derribar antiguas creencias y crear una nueva realidad diferente.

El estrés hoy en día es el principal responsable de la falta de deseo sexual en los varones que priorizan el trabajo y la competencia, sobre el placer y el aumento de los radicales libres, o la oxidación responsable de los síntomas de envejecimiento, puede producir daños en el ADN del esperma con consecuencias desfavorables para la descendencia.

Sin embargo existen formas de retardar el envejecimiento relacionadas con la conducta; como dejar de fumar, moderar el consumo de alcohol, hacer una dieta equilibrada y ejercicio físico en forma regular y consumir nutrientes adicionales que actúan barriendo los radicales libres del organismo.

El estilo de vida desordenado de la juventud puede afectar el sistema renal de los hombres y el sedentarismo y la concentración de la grasa en el abdomen son también factores perjudiciales para el hombre después de los cuarenta años y muchas veces antes de esa edad.

Los beneficios de una vida saludable con hábitos moderados son indudables y muy fáciles de adoptar, como caminar todos los días treinta minutos que es una práctica que puede prevenir muchas enfermedades graves.

Tal vez la crisis de los cuarenta años sirva para ponerse las pilas y comenzar a cuestionarse sobre el estilo de vida que se ha elegido para empezar una nueva vida mucho más saludable que tenga más sentido.

Es el momento en que se puede estar más dispuesto a parar y ver el camino, para poder tomar la propia senda y no perderse en el laberinto de las sendas que hacen otros.

Alguien dijo alguna vez, que a todos nos tocan cartas diferentes en el juego de la vida y que lo más importante es saber jugarlas.