El Deseo Sexual


El deseo sexual es un instinto, el instinto de vida que se manifiesta durante toda la existencia del sujeto desde que nace hasta que muere.

La sexualidad tiene un significado más profundo que la genitalidad, que se refiere únicamente al deseo genital. Significa la vida misma, lo que nos mantiene vivos y sanos.
Los bebés también experimentan excitación genital y los varones suelen tener erecciones desde que nacen.

Sigmund Freud fue el científico que puso en evidencia la existencia de la sexualidad infantil y el que desarrolló una teoría sexual profunda que le asignó una gran importancia a las experiencias sexuales infantiles, relacionándolas con patologías como la histeria y las neurosis.

El deseo sexual de una pareja normal puede durar toda la vida, lo único que varía es la frecuencia después de muchos años; es decir, a más edad menor es la frecuencia, pero la satisfacción es la misma.

La frecuencia no es fija y para todos igual porque depende de muchos factores, como la personalidad de la pareja, la forma de relacionarse, sus caracteres, las tareas que desempeñan, la energía que le demandan sus intereses, sus estados de ánimo, su salud mental y física, su sentido del humor, sus inhibiciones, su educación, sus experiencias infantiles, sus hábitos, etc.

Por lo general una pareja joven que ya hace años que tienen relaciones sexuales pueden encontrarse sexualmente los fines de semana, si viven en una ciudad alienante donde el trabajo es prioridad uno y ambos están llenos de obligaciones.

Si viven una vida más distendida y normal puede ser que tengan relaciones sexuales también durante la semana. Esta frecuencia se mantiene durante mucho tiempo cuando la pareja tiene una buena relación, para ir disminuyendo cuando ya tienen muchos años, prácticamente en la ancianidad, sin abandonarse nunca del todo.

A veces, siendo jóvenes hay circunstancas que atentan contra la vida de una pareja, como la competencia, el mal humor, la ansiedad, la falta de crecimiento personal, el miedo al embarazo, las inhibiciones, la falta de confianza, la infidelidad, el trabajo compulsivo, etc.

Puede haber etapas en que el deseo sexual puede parecer que ha disminuido, pero en realidad lo que ocurre es que la energía está mal distribuida y se priorizan otros intereses que atentan contra el normal funcionamiento de la sexualidad.

Las preocupaciones también son causa de falta de deseo sexual, pero todas estas dificultades son generalmente circunstanciales y pasajeras, que a veces sirven para reactivar el fuego de la pasión.

Las personas inmaduras que pretenden vivir toda la vida un amor apasionado no saben lo que es el verdadero amor y se aferran al goce sexual ocasional que como es una novedad les da la ilusión de ser más jóvenes.

Los enamoramientos son siempre fugaces, no duran por definición, lo que perdura es el valor que se le asigna a la persona que se ama, que no es sólo una relación genital sino que es alguien con quien se comparte la vida y la propia historia.