Discriminación Laboral por Edad




En España, los candidatos para trabajar que tienen entre 30 y 45 años, ya son considerados demasiado viejos.

Paradójicamente son los que tienen más cargas de familia, mayores obligaciones y gastos y los que aportan más, sin embargo, a la hora de elegir personal las selectoras prefieren a los más jóvenes.

Existe la discriminación por orientación sexual, por ser mujer, por ser de otra raza o por problemas de salud o discapacidad; pero también existe la discriminación por edad que no es tan manifiesta pero que está vigente en forma solapada.

Por distintas razones las personas a veces comienzan su vida laboral estable a partir de los treinta años y se dan cuenta que ya tienen una desventaja significativa con respecto a los demás postulantes de menos edad.

Cuando las expectativas de vida aumentan también se incrementan las contradicciones que reducen las posibilidades laborales en las sociedades que necesitan mayor cantidad de trabajadores para que aporten para las jubilaciones futuras.

Los gobiernos intentan intervenir implementando leyes sobre la igualdad de trato pero en el momento de seleccionar personal existen argucias que pueden ocultar el verdadero motivo por el que un candidato es descalificado y aún es común que sea abiertamente explicitado el tope de edad para acceder a un empleo en la administración pública.

El Dr. Javier García Espinar, abogado de la Fundación Acción Pro Derechos Humanos afirma que existen gran cantidad de puestos de trabajo estatales con límites de edad; como por ejemplo para integrar el cuerpo de policía que exige una edad máximo de treinta años y otros organismos oficiales hacen lo mismo.

La administración pública en España es la que emplea a mayor cantidad de gente, por lo tanto es el principal ente discriminador.

En la región de Cataluña, un bombero voluntario con sobrada experiencia y capacitación no puede acceder a un puesto de bombero profesional si tiene un día más de 35 años.

Las acciones legales iniciadas por algunos candidatos que quedaron afuera dieron sus frutos y las autoridades se comprometieron a eliminar el límite de edad para los bomberos, ya que en Madrid, por ejemplo ese límite no existe.

Por ahora, la vía judicial es el único recurso que tiene la gente para tratar de cambiar las cosas y ya existen muchos juicios que tratan de lograr impugnar los procesos selectivos, creando un problema inédito si los jueces dictaminan que el límite de edad sea nulo y el proceso selectivo sea declarado inválido.

La discriminación laboral por edad atenta contra el derecho a trabajar, excluye a personas de gran valor profesional y no tiene en cuenta el tiempo que algunos necesitan para acceder a una formación universitaria, si tienen que trabajar al mismo tiempo.

Además, los adelantos tecnológicos hacen que para algunos trabajos no se requiera gran fortaleza física como antes y no es cierto que el mayor potencial laboral de una persona sea antes de los treinta años.

Por otro lado, los límites de edad existentes son obsoletos, porque no tiene el mismo estado físico una persona que hoy tiene 45 años que otra de la misma edad hace cien años.

El límite de edad ya no es una variable confiable para determinar el desempeño laboral de una persona, de modo que es necesario comenzar a valorar a los candidatos a partir de otros criterios más válidos.

La última reforma del gobierno en materia laboral es otorgar bonificaciones por dar trabajo a personas mayores de 45 años, entre otros, pero sigue sin solucionarse el problema de los que tienen entre treinta y cuarenta y cinco años.

Las exigencias laborales han aumentado obligando a los jóvenes a recibir una formación cada vez más larga, y una vez que lo han logrado se encuentran discriminados por tener más de treinta años.

Las empresas tienden a desvalorizar sus recursos humanos a expensas de mejorar su estado financiero, ya que los empleados de más de 45 años son más caros de mantener y deben capacitarse para adaptarse a los cambios.

Los más jóvenes ya conocen la nueva tecnología y aunque no tengan gran experiencia ni se sepa hasta qué punto pueden ser confiables, las empresas tienden a priorizarlos y a deshacerse de los antiguos.

Fuente: Diario La Nación, Sección Empleos, artículo de Jesús García, del Diario El País, España.