El Amor y el Compromiso




El compromiso afectivo hace posible el amor verdadero, pero eso no quiere decir que garantice una relación que se empeña en mantenerse fosilizada, porque el amor exige cambio y renovación constante.

Relacionarse es arriesgarse con fe y brindarse, interesándose en el otro como si fuera parte de uno mismo.

No se trata de estar evaluando beneficios o pérdidas o si me sirve o no me sirve. Ese otro es alguien significativo que va a compartir una historia común cuyo vínculo está más allá de los cuestionamientos, como no se cuestiona nunca el amor que le tenemos a los hijos.

Una relación de pareja tiene que estar siempre en crecimiento y no debe permitir que los fagocite la rutina. Ambos tienen que crecer individualmente para llegar a ser quienes realmente son, sin nunca agotar sus posibilidades infinitas, para convertirse siempre en alguien nuevo y fresco a la luz de una nueva perspectiva.

Se puede decir que lo que hace que una pareja sea estable en el tiempo es la maduración mutua, su desarrollo pleno y su entusiasmo permanente.

La atracción inicial puede ser el comienzo de una relación profunda que se irá nutriendo o no con la conducta de cada uno, con el apoyo del compromiso.

La imagen del otro cobrará mayor significado en la medida que se desarrolle y crezca.

La vida es movimiento y el amor necesita de la acción, del despliegue, del cambio, de la admiración recíproca y del descubrimiento del otro como es.

El amor verdadero exige objetivos comunes y compromiso mutuo. Sin compromiso no es amor, significa usar a otro para complacerme hasta que me canse y lo tenga que cambiar por otro cuerpo diferente que no tenga alma y también me use como un objeto descartable.

El compromiso no es una ligadura, es la responsabilidad que conlleva cualquier relación. Significa responder, estar a la altura de las expectativas, sentirse importante para alguien más allá de lo físico.

El compromiso es un acto de fe, porque me puedo comprometer cuando soy capaz de creer en mi propia capacidad de responder y poder esperar lo mismo del otro.

Comprometerse es estar dispuesto a enfrentar la adversidad y sostenerse en las tormentas, y ser capaz de renunciar y dejar atrás a los que no quieren acceder a este nivel y no quieren hacer lo mismo.

Es una actitud que se mantiene con una férrea convicción, de entregarse a la vida con coraje y cumplir la función que tenemos como seres humanos, sin las ilusiones de los que creen que la vida es solo para divertirse y pasarla bien y no querer enfrentar ningún riesgo.

Una vida así no se vive, se consume y no llega a satisfacer, porque no significa nada y no representa ningún desafío.

Es como ver una película interpretada por otro, que me divierte mientras la veo, pero cuando termina me deja vacío de contenido.

Comprometerse es jugarse, porque esta vida es un salto sin red donde nadie puede estar seguro de ninguna cosa; y sólo los que son capaces de tener sentimientos genuinos pueden apenas intuir que no se equivocan.