La Dieta y las Vacaciones




Las vacaciones no son una excusa para dejar de comer en forma moderada y decidirse a dar rienda suelta a los impulsos glotones que surgen inevitablemente en todo lugar de veraneo, cuando el despliegue de comida de todas clases, dulces, helados y postres, se ciernen amenazantes sobre nuestras sanas intenciones.

Por el contrario son un verdadero desafío para demostrarnos a nosotros mismos que podemos enfrentar las tentaciones con valentía y sin sufrimientos.

Si es necesario, peguen en la puerta de la heladera del departamento o la casa que alquilaron en la costa, una foto que refleje sin misericordia los irremediables estragos que provocaron tantos excesos del pasado en su humanidad, para desalentar cualquier intento de caer en esas antiguas formas de comportamiento a los que ahora finalmente están dispuestos a renunciar.

Les comento que ya perdí dos kilos y estoy muy contenta. Pero tampoco festejo demasiado porque esos dos primeros kilos son los más fáciles de bajar.

Mi desafío comienza a partir de mañana que empiezo mis vacaciones, cuando toda la energía y el entusiasmo comienzan a declinar, al tener la oportunidad de estar más tiempo ociosa, que es cuando se hace más difícil vencer los deseos irrefrenables de ir a abrir la heladera en busca de algo rico para masticar.

Para esos momentos tengo el propósito de abastecerme con abundantes reservas de yogurt descremado líquido, fruta de estación, queso blanco descremado, gelatina etc. etc. etc., como botiquines de auxilio para acudir en caso de sufrir de una extrema necesidad.

Y no olviden que una barrita de cereal dietética puede evitar la tentación de comer una galletita y además posee mayor cantidad de nutrientes.

Tomen mucho líquido y tengan a mano gaseosas dietéticas para los ataques de hambre y algunos caramelos ácidos a mano para cuando las ganas de comer algo dulce los quiera hacer claudicar.

A la vuelta les contaré qué pasó conmigo, si por fin me cerrará el cierre de ese pantalón que me encanta y no puedo usar, y si podré lograr que verme de perfil en el espejo no me vaya a molestar.

Les deseo mucha suerte con este compromiso y no olviden que nuestros silencios serán muy elocuentes.

Hasta la vuelta.