La Excentricidad y la Extravagancia




Antiguamente los excéntricos eran considerados locos y eran rechazados y segregados de la sociedad; pero actualmente el que se atreve a ser extravagante, puede haber encontrado la clave del éxito, y además, según los científicos pueden ser los que permiten dar a la humanidad, un paso adelante en la evolución.

Hoy en día la excentricidad puede ganar premios y establecer records, aunque se trate de capacidades de incomprensible significado.

Bailar sobre una mesa de tres patas, bañarse en aguas heladas o cálidas pero plagadas de pirañas, tirarse desde la terraza de un rascacielo con paracaídas, casarse debajo del agua, tatuarse de cuerpo entero, ser el más veloz en mandar mensajes de texto, en escalar una pared empinada, etc.

La gente desea sobresalir, ser conocido, salir del agobiante anonimato de las grandes ciudades para ser diferente, para ser reconocido por cualquier cosa, aunque se trate de una extravagancia o una excentricidad.

Según estudios realizados en Escocia, la diversidad aumenta la rapidez de la evolución, ya que según la teoría de Darwin, cuantas más opciones tenga la selección natural más probabilidad existe de que los organismos evolucionen.

Esto ha llevado a algunos científicos a estudiar fenómenos que antes no parecían importantes, como por ejemplo, los acontecimientos altamente improbables.

Estos fenómenos según Nassim Nicholas Taleb, matemático libanés que escribió el libro “El Cisne Negro”, se caracterizan por ser impredecibles, generar conmoción y numerosas controversias.

Él llama a estos sucesos “cisnes negros” porque antiguamente se creía que sólo existían cisnes blancos hasta que se descubrieron cisnes negros en Australia.

La investigación realizada en Escocia sobre la excentricidad dio como resultado que las personas extravagantes tienen alta tolerancia a la frustración y no parecen tener miedo a fracasar; y que el funcionamiento intelectual de la gente singular, produce una mayor cantidad de hormonas similares a las que se generan con la actividad sexual o el ejercicio físico.

Los extravagantes también parecen ser más saludables que la gente común ya que visitan al médico, en promedio cada nueve años, en tanto que la población en general lo hace cada seis meses; y se puede inferir que son saludables porque son más felices.

Los excéntricos además son idealistas y desconformes, se obsesionan con sus intereses y se arriesgan aceptando desafíos. Pueden ser geniales pero también nefastos.

Muchos genios, a través de la historia, fueron excéntricos y a algunos hasta les costó la vida ser diferentes.

Actualmente lo raro se está volviendo común y la gente parece atreverse más a ser distinta e imponer su conducta, su modo de hablar y sus comportamientos estrafalarios y encuentran a quienes están dispuestos a imitarlos; mientras los clásicos, que respetan los parámetros hechos por otros son ignorados y considerados neuróticos y rígidos.

En países donde la gente está muy adaptada como en Japón, o en lugares con culturas colectivistas, casi no existen los excéntricos; en cambio donde son más individualistas, como en los países de Occidente, es más común darse el lujo de ser extravagante.

La virtud del excéntrico es su capacidad para trascender las estructuras y abrirse a lo nuevo y al cambio y; y para obsesionarse con lo que le interesa, lo que le permite ser único en lo que hace.

Fuente: “El Cisne negro”, de Nassim Nicholas Taleb, Ed. Paidós ibérica, Barcelona, 2008.