Las Profecías de Nostradamus


Nostradamus nació en Francia en 1503 en el seno de una familia de intelectuales de origen judío convertidos al cristianismo.

Se casó con una joven de la alta sociedad y tuvo dos hijos pero toda su familia falleció como consecuencia de la peste que asoló la zona.

Nostradamus afirma haber recibido el don de predecir el futuro de sus abuelos. Caía en estado de trance y descubría una gran cantidad de hechos lejanos en el tiempo, percibiendo voces y sonidos con absoluta claridad.

Fue médico, matemático, filósofo, astrólogo, vidente y alquimista. Escribió sus famosas profecías en 22 libros, sus famosas Centurias, conocidas con el título "Nostradamus", que fueron escritas en lenguaje accesible sólo para aquellos que supieran interpretarlo; porque consideraba que para el bien de la humanidad era mejor que los acontecimientos que él predecía se confirmaran después de ocurridos,  para no condicionar la libertad del hombre.

Por esta razón, su obra que está plena de neologismos creados por él, es una combinación de expresiones herméticas y enigmáticas.

Es considerado un profeta con la capacidad de ver el futuro y predecir terribles desventuras, entre ellas la muerte de toda su familia y hasta la propia.

Las profecías le fueron reveladas durante sus largas vigilias nocturnas y según él son de origen cósmico.

Sus ideas se fundamenten en la astrología, según la cual toda la historia de la humanidad se relaciona con el movimiento cíclico de los astros.

Nostradamus volvió a casarse y en ese entonces predijo los sangrientos acontecimientos que ocurrirían en Francia.

Comenzó en esa época a redactar sus Centurias, que mantuvo en secreto por un tiempo, sabiendo que acarrearían severos ataques de sus detractores, pero finalmente las dio a conocer.

Nostradamus predijo hechos muy concretos como la muerte trágica de Enrique II y el nacimiento de Napoleón.

Adquirió fama; el rey Enrique II quiso conocerlo y años más tarde Carlos IV lo nombró su consejero y médico personal.

La muerte de Enrique II fue pronosticada con lujo de detalles. Se produciría en un combate individual a caballo en el que enfrentaría a tres adversarios a quienes vencería.

Sin embargo el rey quiso repetir su último asalto con su último oponente, el Conde de Montgomery, quien le clavó parte de su lanza en el ojo.

Debido a esta herida Enrique II permaneció inconsciente cuatro días, muriendo después de once días luego de grandes sufrimientos.

La profecía de Nostradamus se cumplió punto por punto y el rey moribundo lo reconoció en su lecho de muerte, agregando que nadie puede evadir el destino.

Vaticinó a la esposa de Enrique II, Catalina de Médice que sus tres hijos reinarían sucesivamente,  pero lo que no le dijo fue que los tres morirían de muerte temprana,  tal como sucedió.

En lo que se refiere a Napoleón predijo no sólo el lugar de nacimiento, la duración de su reinado y los principales hechos sino también su singular amor por María Luisa.

Desde el fin de la primera guerra mundial hasta que estalló la segunda, Nostradamus describió los acontecimientos de ese período histórico con absoluta precisión.

Lo mismo con los sucesos de la Alemania de Hitler, su alianza con Mussolini y el reparte del mundo luego de la contienda.

Predijo también la guerra del Golfo y otros conflictos con medio oriente.

Los grandes inventos como el cine mudo y sonoro, el telégrafo, el teléfono y la electricidad, también fueron predichas por él.

Vaticinó la peste de nuestro fin de siglo XX, diciendo que no serán las armas las que destruyan sino la sangre y el semen, porque el virus fatídico se encuentra en ellos.

Nostradamus predice una tercera guerra mundial que también afectará a la cristiandad, que el anticristo será vencido y que finalmente vencerá el Supremo Bien.