Dos Muertes Innecesarias


Existen personas que son capaces de arriesgar la vida en cuestiones que tienen un valor relativo, porque no pueden renunciar a objetivos de dudosa necesidad, pudiendo elegir otras posibilidades en su lugar que no comprometan su supervivencia.

Dos jóvenes iraníes se encontraron, se enamoraron y se casaron en Alemania. Él tenía la ciudadanía norteamericana pero ella no, no obstante ambos decidieron trasladarse a los Estados Unidos para iniciar allí una nueva vida, ya que no estaban dispuestos a volver a Irán por no tener la seguridad de poder salir de ese país si lo deseaban.

La mujer no consiguió la visa norteamericana, la cual le fue denegada, de modo que idearon un plan delirante para cumplir igualmente con su propósito, que resultó siniestro y que acarrearía graves consecuencias.

Él viajaría en avión legalmente, como corresponde a un ciudadano estadounidense, mientras ella lo haría…de polizonte, escondida en una valija.
Cuando arribaron a uno de los aeropuertos de los Estados Unidos, el joven abrió con disimulo la maleta y comprobó con espanto que su esposa estaba muerta.

Había fallecido sofocada por la falta de aire y la presión del resto del equipaje que llevaba el avión.

Sin saber qué hacer, su esposo abandonó el cadáver de su mujer dentro de su trampa mortal y huyó a otra ciudad a cuatrocientos kilómetros de distancia.

La policía descubrió el cadáver de la mujer, que apareció en la valija procedente de Irán, sin documentos ni ninguna identificación.

Era una situación inédita, una mujer muerta encerrada en una maleta y no había nadie que reclamara el cadáver.

Las autoridades estaban desconcertadas, y no obstante no contar con ninguna pista, continuaron con la investigación tratando de conocer su identidad, para poder encontrar a sus familiares.

Después de varios meses, la noticia de un aparente suicidio de un hombre joven iraní, ocurrido en Sacramento, ciudad situada a cuatrocientos kilómetros de esa zona, fue relacionada con la joven muerta sofocada en la valija.

Efectivamente se trataba de su marido, que apareció con una bala en la cabeza, portando todavía el arma en su mano y aún con el dedo en el gatillo, que sentado al volante de su auto en un estacionamiento de un supermercado, decidió quitarse la vida.

Seguramente no pudo seguir viviendo después de tan desgraciada experiencia.

Los jóvenes pueden perder el sentido común y no razonar cuando se aferran a ilusiones como la obsesión en este caso de cumplir el sueño norteamericano, sin medir las consecuencias.

Cualquier lugar del planeta, y hasta su propio país hubiera sido bueno si ambos aún estuvieran vivos.

Sólo lograron su objetivo a medias, estar en el país donde deseaban vivir pero donde sólo pudieron morir.