Envejecer es un error del intelecto

Todos nosotros alguna vez envejeceremos, sin embargo existen dudas de que este fenómenos sea realmente necesario.

Deepak Chopra nos dice que a nivel cuántico el cuerpo humano no envejece, y lo mismo pasa en toda la naturaleza.

Los componentes del átomo no tienen edad, así como la electricidad y la gravedad.

La vida a este nivel es increíblemente durable; el ADN humano es casi igual desde hace más de seiscientos millones de años y las variaciones con respecto a un gorila o un dinosaurio son ínfimas.

El ADN es atacado constantemente por distintas fuerzas, el desgaste, las mutaciones, los microbios y principalmente por la entropía, o sea la tendencia del universo a la destrucción. Sin embargo, el ADN ha sobrevivido intacto.

La inteligencia del ADN ha demostrado ser tan fuerte como sus destructores, de modo que el envejecimiento no parece ser para nada algo normal.

Si ignoramos el hecho real de que todo el mundo envejece, si es que no muere antes, nos podemos preguntar si realmente esto es necesario o si en realidad se trata de un error del intelecto, tal como los antiguos sabios, famosos por su longevidad, denominaban a este fenómeno.

El error se debe al hecho de que los seres humanos se identifican con su cuerpo físico y no con el cuerpo mecánico cuántico que poseen.

Para ello es necesario dirigir la mente hacia ese plano, más allá de la edad, para que nuestro cuerpo participe de la misma cualidad.

Tal vez algún día envejeceremos, pero con mucha más lentitud, porque es así como funciona la mente a nivel profundo, y este principio, dice Chopra, es tan simple como válido.
El Ayúrveda nos enseña que envejecer es perder la inteligencia, olvidar lentamente la forma de componer lo que cambia y la curación es el poder que tiene la inteligencia de repararse a si misma.

Todas las células del cuerpo responden a las órdenes del ADN y la ciencia aún no ha probado que el ADN tenga un límite para mantenerlas funcionando. Parecería que no hay motivos suficientes como para comprender por qué las células envejecen, como si hubieran perdido la memoria de su función, teniendo un ADN a su disposición capaz de renovar las células sin fallas ni errores. De modo que la vida o la muerte de las células parecen depender entonces de su memoria.

¿Qué es lo que habría que hacer para traspasar la barrera entre la inmortalidad del ADN y la breve duración de la vida humana?

Esa barrera existe en la mente, en el mundo del conocimiento.

El Ayúrveda considera a la célula como un paquete de conocimiento dinámico, algo vivo donde interactúan en forma constante tres elementos el conocedor, lo conocido y el acto de conocer, o sea la conciencia pura.

El error del intelecto se produce cuando la mente se olvida de la inteligencia que se encuentra en todas las células.

Chopra apoya este argumento diciendo que en 1978 un equipo de investigadores dirigidos por el Dr. Keith Wallace, fisiólogo profesional y presidente del Departamento de Graduados en Neurociencias de la Universidad Internacional Maharishi, pudo comprobar que la Meditación Trascendental retarda y hasta revierte el envejecimiento.

Se tomaron a ochenta y cuatro meditadores tomando como medida su edad biológica, teniendo en cuenta la visión a corta distancia, la agudeza del oído y la presión sistólica, ya que la edad cronológica sirve para comparar sólo a los jóvenes, ya que en la madurez no existen dos personas que envejezcan de la misma forma.

Wallace pudo llegar a la conclusión que la meditación volvía a esos sujetos más jóvenes. Los meditadores de breve práctica se tornaban cinco años más jóvenes con respecto a su edad cronológica y los de larga experiencia en meditación doce años más jóvenes.

En Inglaterra se realizaron estudios de seguimiento que confirmaron estos datos, llegando a corroborar que cada año de meditación le resta un año a la edad biológica.

Al medir el nivel de hormona esteroide llamada DHEA (dehidroepiandrosterona), relacionada con la longevidad y con la protección contra el cáncer de mama, se observó que eran más altos significativamente en los meditadores y este resultado es independiente de la dieta, el ejercicio, el peso y el consumo de alcohol.

Comencemos entonces hoy mismo a meditar en nuestros hogares, una práctica cómoda, accesible para todos, económica y que nada menos, no solo no nos deja envejecer sino que nos vuelve más jóvenes.

Fuente: "La Perfecta Salud", Deepak Chopra, Ed. Vergara, 1993