Si volviera a nacer




Si volviera a nacer siendo la misma persona que soy, tendría los mismos padres, los mismos hermanos y parientes, el mismo esposo, los mismos hijos, la misma condición social y el mismo aspecto.

Viviría en el mismo país, tendría el mismo temperamento y el mismo carácter y tendería a tomar las mismas decisiones en el mismo espacio tiempo.

Claro que podría cambiar algunas decisiones si pudiera, pero creo que no lo haría, porque en cada momento particular de mi historia es lo único que pude hacer con los recursos que tenía.

No es que no haya cometido errores, por supuesto que como todo el mundo me equivoqué muchas veces, pero de tener que vivir nuevamente mi vida creo que volvería a hacer lo mismo, si las circunstancias fueran exactamente las mismas.

Si volviera a nacer, pero en otra vida diferente, en otro lugar físico, con otros padres, otros hermanos, otros amigos, tal vez yo sería una persona distinta, no porque todo dependa de ellos sino porque yo habría vivido otras experiencias, tendría otro temperamento y otro carácter y tal vez otro propósito en la vida.

No deseo volver a vivir la misma vida, no porque no haya sido feliz, al contrario me considero privilegiada en cuanto a las oportunidades que he tenido, pero un eterno retorno sería para mí un verdadero infierno.

Yo estoy segura que el deseo es el que nos guía; que al abandonar nuestro cuerpo, nuestra alma no pierde sus anhelos y busca la forma de vida que le permita realizarlos.

Mi real anhelo no es volver a tener un cuerpo material como el que todos tenemos en esta dimensión espacio tiempo, sino a existir como una forma de vida superior, más elevada y etérea, y libre de condicionamientos.

Tal vez lo que estoy señalando y deseando sea el verdadero paraíso, un lugar donde los deseos no existan porque sólo existen los hechos, que ni bien uno los piensa se hacen efecto.

Creo que la materia es lo más denso que existe en las infinitas realidades posibles, que este mundo es el lugar más difícil, donde la inteligencia es más arcaica y las emociones más primitivas y donde son más definidos y aguerridos los opuestos.

Debe existir una evolución de la conciencia, también después de muertos, porque las personas que han transitado hacia la eternidad y que antes de llegar volvieron, porque no era su momento, lo han visto y era diferente, la dicha era infinita, la paz un sueño, un lugar donde los seres queridos los esperaban con amor y sin ningún cuestionamiento para acompañarlos y ayudarlos a adaptarse a la eternidad de un mundo perfecto.

Sin duda, después de haber vivido esta realidad, todos nos merecemos algo mejor después de muertos, menos la nada, porque la nada es una negación metafísica y no tiene existencia propia; porque siempre hay algo.