Los Problemas




Hay mucha gente que no puede tolerar los problemas, otros que los hacen sentir abrumados; y están también aquellos que aprenden a enfrentarlos y tal como debería ser, pueden vivir con sus problemas.

Vivir es tener problemas que resolver, cuentas para pagar, chicos que cuidar, trámites que realizar, obstáculos que sortear, trabajos que cambiar o cosas que arreglar.

Un problema exige tomar una decisión, y sólo cuando tomamos la decisión es cuando aparece la solución.

Muchos problemas no se resuelven porque no podemos decidir o cuando no sabemos muy bien cuál es el problema; porque en la misma definición del problema está la solución.

El perfeccionismo y el miedo a tomar decisiones no ayudan a resolver los problemas; porque no existen las soluciones ni las decisiones perfectas

Los problemas si no se enfrentan se van agrandando, crecen y se agravan, lo mejor es encarar en primer lugar lo básico, que representa el núcleo del problema y descartar lo irrelevante que no hace ninguna diferencia.

Resolver problemas es una señal de inteligencia y la inteligencia nos permite filtrar la información, descartar lo innecesario, centrarnos en lo esencial y elegir la solución más acertada.

Si tenemos una actitud positiva y somos optimistas es probable que aumentemos nuestros recursos para resolver problemas.

Si hay personas involucradas en un problema que nos concierne, tendremos que encontrar conjuntamente una solución armónica que tenga en cuenta todos los intereses.

Para poder debatir soluciones lo fundamental es saber escuchar, participar con interés y encontrar alternativas que sean viables y compartidas.

Resolver un problema no exige que uno se imponga, lo mejor será siempre sugerir y esperar que los demás procesen la información y si eligen nuestra opción, que crean que también fue la de ellos.

Estar presente sin invadir las opiniones ajenas aceptando la voluntad general, soluciona problemas y más aún si se pueden comprender tanto las necesidades propias como las ajenas.

Los problemas nos abruman cuando no queremos hacernos responsables de lo que nos compete. Sin embargo, siempre podemos pedir ayuda.

La mejor ayuda es la que permite aclarar las ideas, la que señala los errores, la que brinda alternativas viables y la que no pretende tomar decisiones desde su propia perspectiva sin tener en cuenta lo que piensa el que tiene el problema.

Resolver un problema, no debería ser considerado una dificultad, un contratiempo o un motivo que afecte el estado de ánimo. Porque problemas habrá siempre mientras estemos en este mundo participando.

Ocuparse de los problemas de los demás se convierte en un problema para uno; y no hay que olvidarse que la solución de un problema trae consigo nuevos problemas.

Porque todo es un problema, seguramente para poner a prueba nuestro discernimiento y la racionalidad de nuestro pensamiento.

No nos hagamos problemas tratando de evitarlos y aceptemos que no podemos vivir sin ellos, porque cuando no tenemos ningún problema lo buscamos.