El aburrimiento



Sobre el tema del aburrimiento, Osho nos dice que los animales jamás se aburren. Un perro puede pasarse horas recostado al lado de uno sin moverse siquiera, quedarse mirándonos sin cansarse. Cada vez que siente un ruido se levanta y observa, puede ladrar o no, según la importancia que le dé a la novedad y luego vuelve a acomodarse en su almohadón lo más tranquilo y jamás estará aburrido.

Una vaca come todo el día lo mismo y no se aburre, mira siempre el mismo paisaje si es afortunada y vive al aire libre, y así todos los días igual, sin ninguna diferencia, sin ninguna inquietud, feliz como solo una vaca puede serlo.

Y así lo mismo con todos los animales, los domésticos y los que viven en la selva. Pueden estar todo el día echados sin hacer nada y sólo moverse cuando tienen hambre. La mente de los animales no es sensible, es torpe, por eso no se aburren.

Muchas personas no se aburren nunca, siempre encuentran algo para hacer o para entretenerse. Sólo se aburren las personas sensibles, las que tienen una alta sensibilidad, esas son las que se aburren más.

Los niños todavía no son tan sensibles como para aburrirse, se entretienen con poco, disfrutan de cualquier cosa, juegan siempre a lo mismo con los mismos juguetes sin cansarse, son capaces de jugar a la pelota todos los días y sentirse felices y de escuchar el mismo cuento cien veces y pedir que se lo cuenten otra vez.

De modo que según Osho, es imposible que los animales y los niños se aburran. El aburrimiento sólo es propio de los humanos que ya han dejado de ser niños.

Pero el aburrimiento no es un defecto para Osho sino una cualidad, porque sólo aparece a medida que aumenta el nivel de conciencia.

La persona muy sensible se siente aburrida, comienza a sentir que su vida parece no tener significado ni sentido, a pensar que su existencia es puro accidente y que su presencia en este mundo no tiene ninguna relevancia.

Cuando el aburrimiento de un ser humano sensible llega a un nivel que ya no puede tolerar y comienza a sentirse desesperado, recién en ese preciso momento y no en ningún otro es cuando es posible la transformación; y en lugar de suicidarse, que sería lo más fácil, es cuando se atreve a emprender un nuevo desafío.

Para ser feliz es necesario aceptar que la vida es cambio y que lo único que no cambia es el cambio.

Si estamos aburridos tenemos que cambiar, asumir nuevos riesgos y gracias al aburrimiento podemos cambiar. El aburrimiento es el que nos empuja a movernos en otra dirección porque en la que estábamos nos aburríamos.

La vida es para vivirla sin aburrirse, siendo fiel a uno mismo.