El Burnout, o síndrome de estrés laboral crónico




El estrés crónico laboral es un trastorno psicosocial de importancia que pueden sufrir personas normales.

Se produce cuando las estrategias implementadas por el sujeto fallan ante determinadas condiciones de trabajo que no puede controlar.

Esta falta de adaptación a una serie de obligaciones laborales imposibles de manejar, puede afectar la salud física y mental de una persona y disminuir su rendimiento.

El burnout se comenzó a estudiar en la década de los años setenta como un fenómeno demasiado frecuente que se asociaba a los grandes esfuerzos de los individuos frente al estrés laboral que le producían gran agotamiento y falta de motivación para realizar su trabajo.

Las personas que están más propensas a sufrir de este trastorno son los profesionales que ofrecen servicios, como por ejemplo docentes, personal de la salud o funcionarios de seguridad, como policías o bomberos, que son los que tienen que mantener trato cotidiano con personas que necesitan ayuda o que tienen graves problemas o dificultades, que los obligan a exponerse a grandes tensiones y a situaciones que les exigen alto compromiso emocional.

Sin embargo también otras ocupaciones pueden llevar a un trabajador a sufrir de estrés crónico, como por ejemplo los teleoperadores, empleados de bancos, estudiantes y hasta amas de casa.

Las personas que están en riesgo de sufrir este trastorno sienten cansancio emocional, agotamiento, fatiga, pérdida de interés en su trabajo, sentimiento de despersonalización, muestran cinismo, indiferencia, falta de consideración hacia la empresa y los clientes, sienten deterioro cognitivo, expresan descontento, insatisfacción, se muestran desesperanzados, irritables, negativos, agresivos y sabotean su trabajo, mediante el ausentismo injustificado, la falta de compromiso y de cumplimiento y de la calidad de su servicio.

No obstante, no todas las personas con sobrecarga de trabajo reaccionan de esta forma, la diferencia depende de variables relacionadas con la organización donde trabajan (exceso de tareas, falta de reconocimiento, roles), de características individuales (carácter, eficacia y capacidad de tolerancia), cognitivas y sociales (grupo de trabajo, familia) y de los recursos con que cuentan.

Existen distintas formas de defenderse frente a estas situaciones límites, algunos se culpan a si mismos, se sienten desvalorizados o inútiles, y otros proyectan en los que los rodean o en la organización su frustración.

En estos casos es necesario brindar asistencia no sólo a la persona que padece el burnout sino que exige también un buen diagnóstico del ambiente y de la dinámica laboral, para realizar los cambios necesarios que ayuden a renovar la motivación del empleado afectado, le permita recuperar su compromiso con la empresa y reforzar su propia autovaloración mediante una adecuada compensación por su esfuerzo.

Los empleados que sufren burnout, pueden terminar convirtiéndose en burócratas que trabajan a reglamento sin ninguna motivación, que expresan continuamente su descontento y malestar con todo el mundo y que sólo esperan la hora de salida para sentirse vivos.

Fuente: Investigación y Ciencia, Mente y Cerebro, No.40/2010, “Quemarse por el trabajo”, Lorenzo Hernandez Martin, Facultad de Psicología, Universidad de Salamanca.