Motivación para hacer ejercicio


Hacer ejercicio fisico está de moda y suele sorprendernos la cantidad de gente de todas las edades que a cierta hora de la mañana o la tarde salen a caminar con entusiasmo todos los días.

Qué hace que algunos sientan verdaderos deseos de salir a hacer ejercicio y que en cambio otros lo intenten pero renuncien al poco tiempo quedándose apoltronados en su confortable sillón viendo un programa de televisión mediocre o una película que ya vio diez veces.

La motivación es el motor de la conducta, o sea encontrar la razón para motivarse más y no dejar de salir a correr o a caminar ni un solo día.

La ciencia ha demostrado reiteradamente que una caminata de treinta minutos diarios produce mejorías en casi todas las patologías orgánicas y en fallas funcionales.

Los registros de los valores en sangre se normalizan, baja la presión, se normalizan los ritmos biológicos, se baja de peso, se fortalecen las piernas y los huesos y hasta el estado anímico cambia.

Sin embargo, hay personas que no los motivan demasiado las estadísticas porque creen que están saludables y no necesitan hacer lo que no les interesa, se aburren caminando solos, les parece que pierden su tiempo, no le pueden ver sentido a caminar solamente porque si, sin sin rumbo fijo.

La expectativa de que una caminata da buenos resultados y que es eficaz es una buena motivación.

Una intención no es suficiente para iniciar una práctica aeróbica, se necesita la motivación y más importante aún que sea autogenerada no impuesta ni por la familia ni por el médico ni por nadie.

Gran parte de la gente que inicia una actividad física abandona al poco tiempo, pero un sector significativo de toda esa población lo vuelve a intentar y eso hay que rescatarlo.

Algunos se engañan a si mismos, no salen cuando está nublado, cuando hay sol, cuando llueve, cuando hace frío o calor, de modo que son menos los días intermedios favorables para emprender la marcha que los que no se consideran adecuados.

Una caminata solo es eficaz cuando se practica en forma regular y sin pararse a ver las vidrieras y lo mejor es caminar alrededor de una plaza donde no haya que cruzar calles, ni negocios para comprar, ni vidrieras para ver.

La actividad física tiene que convertirse en un hábito, algo que se siente el impulso de hacer y se hace automáticamente.

Aunque la gran mayoría comience un entrenamiento con mucho entusiasmo y después abandone, cada día son más los que se ejercitan y eso es lo que hay que rescatar, porque de los muchos que abandonan una gran parte vuelve a empezar.

Las personas sedentarias son las que difícilmente se anoten en un gimnasio o salgan a caminar, porque se convencen que en su casa caminan mucho de aqui para allá y que eso es más que suficiente.

Está comprobado que los optimistas y activos están más dispuestos a aceptar el compromiso de tener una hora para ellos mismos y dedicárselos a la actividad física.

Los pesimistas generalmente ponen esa excusa, no tienen tiempo, no pueden cumplir con todo lo que se proponen, incluso hacer ejercicio.

La gente suele motivarse más por factores emocionales que por cuestiones relacionadas con la salud; cuando advierten que están de mejor humor, conocen gente nueva, perciben el cambio de las estaciones en la vegetación y en general se sienten más jovenes que antes de ejercitarse.