El Hombre Inmaduro - Psicología Malena Lede





Una carencia afectiva puede ocasionar que un hombre se niegue a crecer y comportarse como tal y continúe siendo como un adolescente o peor aún, como un niño.

Cerca de un cincuenta por ciento de los jóvenes de hoy en día son inmaduros; y aunque no se trata de una patología es un trastorno de la personalidad que puede perjudicar el desarrollo, la vida afectiva y el trabajo de quien lo padece.

Lo bueno de este problema es que tiene solución siempre que el que se aferra a su etapa adolescente acepte que es alguien que se resiste a crecer.

Es característica de la conducta de los hombres inmaduros no asumir responsabilidades ni compromisos y aunque su entorno le indique que su forma de actuar es infantil, no creerlo, empeñándose en seguir ensayando posturas ajenas y aparentando ser quien no es al exagerar sus atributos para tener éxito con las mujeres.

Son personas que desean destacarse del resto porque necesitan demasiado la exposición, ser tenidos en cuenta, sentirse queridos y envidiados, pero son inconstantes e inestables emocionalmente.
Son juguetones, les gusta ser el centro de la atención, el rey de la fiesta, seducir pero no concretar y si lo hacen no pueden mantener la pareja.

Su humor es frágil, son poco tolerantes y necesitan satisfacer sus impulsos en forma inmediata porque no pueden esperar y pueden tener adicciones de todo tipo.
Se sienten seguros sólo con la aprobación de los demás, se mantienen alejados de los problemas y las obligaciones y tienden a proyectar sus culpas en los otros.




Hacen lo que les gusta y muy pocas veces lo que les corresponde y nunca logran cumplir sus propias metas. Son egocéntricos y narcisistas, tienen poca tolerancia a la frustración y escasa resistencia a la crítica; y suelen ser machistas y autoritarios, con el poder suficiente para actuar como un déspota.

El hombre no asumido tiene miedo a volver a sufrir la falta de amor, la amenaza de abandono, el aislamiento y el rechazo.

Para salir de ese círculo vicioso tiene que empezar por quererse a si mismo, y para eso tendrá que comenzar a actuar diferente, tener un nuevo comportamiento para llegar a darse cuenta de lo que es capaz actuando de buena fe, confiando en los demás y en si mismo.
El hombre niño tiene que tomar la decisión de crecer, abandonar los rasgos de adolescente que aún sobreviven en su interior y asumir su rol de adulto siendo capaz de asumir compromisos y convertirse finalmente en un hombre digno de ser amado y respetado.

Si se niega a madurar, será ignorado por los demás que lo tratarán como a un niño y jamás lo podrán tomar en serio.

Malena Lede (Psicóloga)