Los Traumas




Cualquier experiencia traumática nos afecta, pero de nosotros depende que se convierta en un obstáculo que condicione todo nuestro futuro o que sea una experiencia dolorosa que sepamos dimensionar en su justa medida con una percepción más abarcadora, tratando de entender la realidad con más profundidad, para poder seguir adelante y continuar creciendo.

Hay personas que han sufrido experiencias devastadoras, guerras, campos de concentración, condenas injustas y también existen quienes han perdido toda su familia en accidentes terribles; sin embargo la mayoría de esas personas ha podido superar su dolor y ha logrado seguir con sus vidas. Sólo una pequeña parte no puede sobrevivir, porque el ser humano tiene gran capacidad de resistencia al sufrimiento y el poder natural para superar cualquier trauma.

No todos viven las experiencias traumáticas de la misma forma y cada uno contará una historia distinta del mismo acontecimiento, porque su sensibilidad al dolor para cada situación vivida será diferente.

Toda pérdida exige hacer un duelo para incorporar esa desaparición física a la personalidad y poder seguir viviendo sin ese alguien significativo.

La mayoría logra elaborar un duelo en un año, otros en dos años y algunos, los menos nunca y siguen viviendo estancados en el pasado como si esa pérdida se recreara todos los días.

A veces una pérdida, para algunas personas, puede resultarles útil para justificar su propia decadencia e inoperancia.

Las pérdidas son parte de esta vida y casi todos alguna vez tendremos que vivir y aceptar que nuestros mayores abandonen esta vida;  y también pueden ocurrir acontecimientos inesperados y trágicos que nos priven de quienes amamos aún siendo jóvenes.

Una vida corta bien vivida puede tener más significado que una vida larga y tediosa de alguien que sólo vegeta; porque no se trata de durar más sino de vivir cada momento intensamente como si fuera el último y lograr una buena calidad de vida.

Hay niños que nacen con enfermedades con pocas posibilidades de superarlas, sin embargo si sus padres lo disfrutan y le brindan lo mejor aceptando esa circunstancia y no se amargan la vida, será para ellos un aprendizaje y esa vida malograda habrá tenido un sentido.

La tragedia actúa sobre nuestra memoria, nos hace más lúcidos para evaluar situaciones, nos convence de la certeza de la muerte, que en general se niega y la vida cobra una nueva perspectiva.

Tratar de comprender el pasado, nos permite ver las cosas de una manera diferente y nos ayuda a superarlo.

La independencia es uno de los recursos más importantes que tiene una persona para superar la adversidad; porque es la que brinda la capacidad de enfrentar situaciones difíciles y la habilidad suficiente para resolver problemas.

Si se trata de alguien que siempre vivió protegido, que no aprendió a bastarse a si mismo, incapaz de enfrentar los cambios y con tendencia a aferrarse al pasado, cualquier trauma puede derrumbarlo y terminar siendo una carga para otro, reiterando así los patrones de comportamiento aprendidos.

Negar el dolor de una pérdida priva a una persona de las experiencias vividas y la convierte en un amputado psicológico que se ha quedado en el pasado, porque una parte de ellos se niega a vivir y también muere.