Las Calles también son nuestras


Muchos se comportan en la calle como nunca lo harían en sus casas, como si las veredas y las calles no fueran también de ellos aunque las transiten todos los días.

No creo que a nadie le guste ver el espectáculo de la basura diseminada por todos lados debido al descuido de los transeúntes desaprensivos que tiran todos los residuos que llevan consigo. Asi, las veredas se convierten en un cúmulo de desperdicios que a veces duran días y días en el mismo sitio.

Sin embargo, a la mayoría parece no importarle nada el estado de las calles de Buenos Aires, porque detrás del barrendero, un ejército de personas inescrupulosas vuelve a sembrar basura debido a su falta de conciencia sobre el comportamiento urbano.

¿Quién de ustedes es el que tira la colilla de su cigarrillo, el paquete vacío, el envoltorio de un caramelo o el boleto del ómnibus; el que se deshace de una bolsa de plástico o de una botella de gaseosa, dejándola en un rincón en el suelo,  sin querer darse cuenta que cuando llueve, toda esa basura tapa las bocas de tormenta y se inundan las calles?.

¿Quien de ustedes es capaz de tirar cosas por la ventana hacia la calle o hacia el pozo de aire y luz de su departamento sin tener ninguna consideración para el que está abajo?

En el edificio donde vivo hubo una época en que alguien, nunca supe quién, tiraba los preservativos por la ventana a los patios de abajo, además de todos sus puchos de cigarrillos y fósforos, cáscaras de huevo, bolsas de polietileno y todo lo que tenía que desechar, sin ningún escrúpulo.

Toda esa basura desapareció cuando felizmente parece que ese inconsciente abandonó el edificio, o falleció o se fue de viaje, afortunadamente para siempre.

Me pregunto cómo se puede vivir entre la basura y por qué se espantan cuando aparece una epidemia, si es lo menos que puede pasar cuando no hay conciencia.

Se puede cambiar al mundo de adentro para afuera y no es necesario que sean muchos, pueden ser pocos, porque los demás harán lo mismo.

Seamos los primeros, demos el ejemplo, limpiemos las calles no arrojando nada a la vereda, guardemos la basura en los bolsillos, en el bolso o en el recipiente que existe para tal efecto; y enseñémosle a los niños a hacer lo mismo.