Cómo alcanzar los propósitos




Aunque nos pasemos la vida tratando de lograr nuestros propósitos, alcanzar las metas no nos hace más felices, porque la auténtica felicidad y plenitud es el anhelo de concretarlos y no su realización.
El proceso de llegar a la meta nos permite vivir con esperanza experiencias valiosas y nos hace crecer y madurar.

Los deseos nos mantienen vivos, porque son los impulsos que necesitamos para continuar avanzando.

Un proyecto de vida hace que vayamos automáticamente en esa dirección y se cumpla, porque el hombre es parte de la realidad y su deseo genuino favorece las condiciones externas para que se concrete.
A veces, algunos pueden tener miedo de sus propios proyectos e inconscientemente los saboteen. Otros pueden tener expectativas poco realistas que les permiten evadirse de la realidad y les sirven para creer que son diferentes y únicos.

Los proyectos se cumplen cuando estamos dispuestos a aceptarlos, cuando estamos seguros de lo que queremos y nos conocemos bien a nosotros mismos.

Todo lo que uno piensa se puede hacer realidad y cuanto más convencidos estemos de ese pensamiento, se cumplirá en el momento justo.

Para que esto ocurra es necesario aprender a creer que la realidad funciona de esa manera y que sólo tenemos que imaginar y ser creativos para que esa posibilidad se convierta en realidad.

Vivimos en medio de un mar de posibilidades que se pueden materializar si le ponemos atención y tenemos la intención, pero el que cree que para él no existen las posibilidades podrá obtener de ese océano lo que le permita su propia autoestima.

Sólo el que confía en si mismo y tiene un proyecto coherente con sus propios conocimientos y estimación personal podrá establecer una conexión permanente con esa fuente de oportunidades; el resto, que cree que no se lo merece y que ve solo los obstáculos, conseguirá sus objetivos con cuentagotas.
Los deseos genuinos atraen lo deseado porque no somos seres aislados sino que formamos parte de la realidad y eso hace posible que nuestro entorno se modifique para cumplir nuestros deseos.

Visualizar los objetivos ya concretados, cerrando los ojos y dirigiéndolos hacia arriba a la derecha, que representa el futuro, con toda claridad, firmeza y sin ninguna duda hace que los acontecimientos que deseamos se produzcan.

Imaginar es el paso necesario para que ocurran los hechos, cualidad que usualmente utilizamos en forma negativa cuando vivimos con temor y ansiedad.

Las palabras también ayudan, nos convencen de nuestros objetivos, afirman y aclaran los propósitos y nos permiten familiarizarnos con ellos.

No es lo mismo decir “quiero conseguir un buen trabajo bien remunerado” que sólo hará que continuemos queriendo conseguir un empleo; que “un excelente trabajo ya está disponible para mí en este momento”, o bien, “ya hay un empleo como lo deseo justo para mí”.  Así como hay una diferencia entre pensar “quiero hacer un viaje”, que “hoy mismo se abre para mí la posibilidad de hacer un viaje de placer a Brasil”.

La verdadera evolución humana es cuando la persona se entrega a lo que Es y sólo disfruta de lo que se le presenta, que en el fondo de si mismo, es lo que más desea.