Física y Misticismo Oriental




En su libro “El Tao de la física”, Fritjof Capra (1939), destacado físico austriaco dedicado a la física teórica y al estudio de la física atómica; trata de describir los paralelismos que existen entre la cosmovisión de los físicos y la de los místicos, que ya han sido mencionados anteriormente pero que nunca fueron investigados en profundidad.

La desconfianza de la comunidad científica no ha variado mucho en este sentido, dado que el misticismo siempre ha sido considerado como algo dudoso, inexplicable, misterioso y no científico.

Sin embargo, esta forma de pensar está cambiando, incluso en la comunidad científica; y la práctica de la meditación, que antes era considerada un ritual de característica religiosa, ahora comienza a generalizarse en Occidente, al reconocer sus beneficios.

El interés por el misticismo oriental tiende a contrarrestar el desequilibrio de los pensamientos, sentimientos, valores y actitudes de la cultura occidental.

Esta cultura ha priorizado el análisis sobre la síntesis, la razón sobre la intuición, la ciencia sobre la religión, la competencia sobre la colaboración, etc.

Sin duda, se vislumbra una tendencia hacia la evolución en la preocupación ecológica, el interés místico, el surgimiento de la conciencia feminista, el renacimiento del enfoque holístico sobre el cuerpo y la mente, la salud y la curación y el equilibrio entre los aspectos masculino y femenino del ser humano.

La armonía entre la visión de la física y del misticismo oriental, forma parte de una amplia transformación cultural que lleva a cambiar la percepción del mundo, los pensamientos y los valores y que también afectará a las ciencias, cuya objetividad se verá comprometida y hará replantear el mito de que la ciencia tiene que permanecer totalmente ajena a los valores humanos.

Los científicos no sólo tienen que ser responsables intelectualmente sino también moralmente.

Los paralelismos entre el misticismo y la física se están extendiendo también a otras disciplinas como la biología y la psicología; y el enfoque de los sistemas así lo confirma.

La armonía entre la teoría de los sistemas y el misticismo es una clara evidencia de que la filosofía perenne representa la base filosófica para las teorías científicas modernas.

Fritjof Capra tuvo una experiencia mística una tarde mientras se encontraba sentado frente al mar, durante el ocaso. De pronto, sintió que formaba parte del cosmos y que su espíritu emergía de las profundidades de su conciencia haciéndolo estallar en lágrimas, tal como le ocurrió al escritor Carlos Castaneda, en su libro “Las Enseñanzas de Don Juan”,  que lo impulsó a volcar sus impresiones en un papel.


Fuente: “El Tao de la física”, Fritjof Capra.