Terapia transpersonal




La terapia transpersonal ofrece la oportunidad de trabajar en un contexto más amplio mediante experiencias trascendentales, las cuales pueden ser valiosas para el crecimiento.

El objetivo de la terapia transpersonal coincide con las metas de las terapias tradicionales como el alivio de los síntomas, el autoconocimiento y el cambio de la conducta, pero además brinda la posibilidad de incursionar en el plano transpersonal.

El terapeuta, además de la elaboración de los procesos psicodinámicos, ayuda al cliente a desidentificarse y a trascender estos problemas.

El cliente puede aprender de su experiencia vital, enterarse de las posibilidades de los estados alterados de conciencia, del peligro de aferrarse a modelos fijos y percibir la esclavitud de sus condicionamientos.

Las técnicas terapéuticas transpersonales integra tanto técnicas orientales como occidentales, o sea que incluye las técnicas tradicionales occidentales y la meditación y el yoga, con el objetivo de cambiar la relación del individuo con la experiencia, y aprender a aceptarla como es.

El modelo psicoanalítico considera ideal mantener el mínimo compromiso afectivo con el paciente; el modelo existencial humanístico, permite participar al terapeuta en la relación con el cliente, percibiendo también sus propias reacciones durante el proceso.

La terapia transpersonal añade a esta participación la posibilidad de utilizar la relación para su propio crecimiento personal y alcanzar una dimensión óptima por medio del servicio, ya que el crecimiento de uno de los participantes de la relación terapéutica facilita el crecimiento del otro.

Para lograr este objetivo lo más importante es que el terapeuta tenga la intención de ayudar a su cliente y se mantenga alerta, atento y que le sirva de modelo, manteniendo la reciprocidad entre ambos y estando dispuestos a oír la verdad sobre sí mismos.

La postura transpersonal puede incluir vivencias de estados alterados de conciencia con el objetivo de lograr un estado verdaderamente superior.

El individuo aprende a observar el contenido mental en lugar de intentar cambiarlo, ya que la percepción en sí misma puede ser curativa e intentar desidentificarse de ese contenido mental para comenzar a percibirse a sí mismo de otra manera.

El modelo transpersonal sostiene que la identificación con el ego es una ilusión, por lo tanto el objetivo que se tiene que perseguir es despertar de ese sueño.

Wilber distingue tres niveles de conciencia principales: el ego, el nivel existencial y el de la Mente o pura conciencia no dualista.

El nivel del ego son los roles, las imágenes de sí mismo y todos los aspectos analíticos con los que nos identificamos.

El nivel existencial incluye el significado de la vida, el sentido de la existencia, cómo enfrentamos la soledad y la muerte y la experiencia de ser en el mundo.

Más allá del ego está el nivel de la mente en el que el individuo se experimenta como conciencia pura cuando abandona toda identificación y trasciende toda dicotomía alcanzando la sensación de unidad con el cosmos.



Fuente: “Más allá del Ego”, Abraham Maslow, y otros.