Lazos de Familia

Lazos de familia, relaciones familiares



Las fiestas de fin de año pueden ser el detonante de las rivalidades que crean los vínculos familiares, pero también es una oportunidad para reconciliarse.

Las familias suelen reunirse, y a muchos les cuesta dejar de lado antiguas rencillas, disgustos y hostilidades, dejar pasar las cosas y empezar el nuevo año sin lastres y sin resentimientos; sabiendo perdonar, volviendo a ser amigos de todo el mundo y siendo capaces de aprender a aceptar a los otros como son.

Muchos quisieran tener un hermano o una hermana, tal vez sobrinos, tíos, los padres vivos, y no los tienen; mientras otros reniegan de ellos, hace años que no los ven porque prefieren no verlos, ni tratarlos, ni siquiera para un acontecimiento familiar o para las fiestas.

Las historias familiares son diferentes, puede haber motivos válidos para el alejamiento pero también es cierto que la mayoría perdona, porque en todas las familias hay peleas, intolerancia, frustración, quejas, sin embargo, la gente que no guarda rencor los acepta y los quiere a pesar de todo.

La familia no se elige, es la que es, no podemos tener otra, hay que aceptarla como es y comenzar a pensar que cada uno hace lo que puede, que todos arrastran problemas que no siempre pueden resolver, que lo mejor sería ayudarlos en lugar de rechazarlos y que nosotros también tenemos nuestros defectos.

A veces un grave defecto es ser exitoso porque es verdad que nadie perdona el éxito, más cuando se siente que se ha fracasado.

El problema es que la gente tiende a compararse con los demás en lugar de hacerlo con su propio potencial y se pasan la vida compitiendo en una carrera desigual, sin querer darse cuenta que todos tenemos destinos diferentes.

Los hermanos suelen distanciarse cuando se casan aunque se lleven bien. Cada uno ocupado en construir su propia familia, se aleja pero el vínculo emocional perdura.

Cada hijo tiene una historia diferente aunque la familia sea la misma; porque los padres a veces se separan, forman nuevos vínculos y entre medio están los hijos grandes y pequeños, que viven una experiencia distinta.

Los hermanos suelen unirse más cuando ya no están los padres, siempre que no haya problemas con la herencia, porque aunque sea difícil de creer, siempre las mayores dificultades que parecen no tener solución, son por dinero.

El dinero puede unir a dos socios para hacer un negocio, o a una pareja por interés, pero puede separar a la familia y los celos entre hermanos son inevitables.

Para los padres es muy difícil tratar a todos sus hijos igual, sencillamente porque son diferentes; y ese es el principal motivo de discordia.

En cuanto a los parientes políticos que van ingresando a la familia cuando los hijos se casan, no siempre se soportan, porque forman parte de otro grupo familiar que por lo general es diferente, tal vez de otra condición social, con otras costumbres, otras relaciones u otro estilo de vida distinto.

Es difícil conciliar intereses diversos, se agotan los temas de conversación en las reuniones, comienzan los bostezos, las ganas de irse a dormir y terminar con todo eso.

Los problemas de las relaciones familiares tienen que ver con la forma que una persona tiene de relacionarse consigo misma; porque si es alguien que aún no ha resuelto sus propios conflictos, difícilmente pueda comprender a los demás o llegar a estar de acuerdo.  Tenderá a ver lo que quiere ver y no lo que es, probablemente se sentirá disminuido y, poco valorado y proyectará ese sentimiento de minusvalía,  estando siempre a la defensiva.

Sin embargo el conflicto familiar ayuda a todos a aprender a manejarse en la vida  y a estar preparados para enfrentarse con más recursos, a todos aquellos con los que no se encuentran unidos por lazos de parentesco.