Pensamientos irracionales


Todos en general nos sentimos invadidos por pensamientos irracionales y aunque nos demos cuenta que solamente se trate de miedos infundados, nos hacen daño.

La realidad puede no ser amenazante pero si de pronto lo pensamos influye en nuestro organismo como si realmente algo desagradable sucediera.

Los pensamientos irracionales no se basan en la realidad, no tienen ningún fundamento, no existen pruebas de su autenticidad y sin embargo se pueden vivir como si fueran ciertos.

Estos pensamientos recurrentes pueden producir depresión, ansiedad y estrés; provocar malestares físicos, malograr el estado de ánimo y ser el origen de obsesiones y de trastornos fisiológicos.

Una de las ideas que afectan la vida es creer que hay que hacer todo bien y tener la necesidad de sentirse valorado por los demás por lo que se hace o lo que se logra y no por lo que se es.

El afán de ser perfeccionista agota toda la energía y es inútil porque nadie es perfecto y el miedo a la frustración hace que se abandonen los objetivos deseados.

El deseo de agradar a los demás a toda costa puede ser un obstáculo para el crecimiento, porque no podemos agradarle a todos. El otro es otro universo, tiene una percepción de la realidad diferente y su juicio nunca será objetivo y no depende solamente de nuestro comportamiento, sino de su forma de ver el mundo.

El propio esfuerzo y la concentración en las metas es lo que permite alcanzar los objetivos, independientemente de la opinión de los demás.

Las personas que se han destacado en el mundo por sus descubrimientos, generalmente recibieron severas críticas de sus contemporáneos, inclusive fueron considerados en su momento enfermos mentales por sus ideas innovadoras, sin embargo, continuaron sin hacer caso a las críticas, firmes en sus propósitos confiando en ellos mismos.

Querer hacer todo bien y ser apurado e impaciente eleva la presión arterial.
El perfeccionista se exige mucho a sí mismo, es exigente con los demás y necesita tener el control; tiene poca tolerancia a la frustración y poca resistencia a la crítica.

Podemos ser personas responsables sin ser obsesivas ni perfeccionistas; darnos permiso para actuar libremente sin ponernos metas muy ambiciosas que resulten muy difíciles de cumplir.

Es importante reservar tiempo para hacer lo que a uno le gusta y hacer las cosas lo mejor que uno puede teniendo en cuenta nuestras propias limitaciones.

Todos tenemos problemas pero también la capacidad de trascenderlos tomándonos el tiempo necesario y haciendo lo que podemos.

Lograr una vida feliz es aprender a vivir con los problemas aceptando las circunstancias.

Las limitaciones nos dejan mucho margen para hacer otras cosas, e incluso pueden ayudarnos a descubrir un nuevo potencial.

Un error en el desempeño no define a una persona, solamente es un error en su trabajo.

Aunque se trate de planificar todo siempre quedará un cabo suelto que no se pudo controlar, porque los imprevistos ocurren aún poniendo todo el empeño, ya que la realidad no depende de uno solo.

Pensar en negativo es un hábito que afecta la salud pero que se puede revertir siendo conscientes de ellos.

Ser realista es diferente de ser pesimista, porque el realista tiene un fundamento firme para serlo en tanto que el pesimista se basa en supuestos utópicos y generalizaciones posibles.

Todos nacemos con la capacidad para enfrentar todo lo que nos pasa, pero es inútil adelantarse a los acontecimientos y vivir con miedo a no poder hacerlo.