El Cambio de Paradigma




Fritjof Capra, en “El Tao de la Física”, sostiene que los problemas principales de nuestra época, como la amenaza nuclear, la contaminación, la basura, la pobreza, la imposibilidad de acceder a la educación, etc., son todos aspectos de una misma crisis de percepción.

Se debe principalmente al hecho de que la mayoría de nosotros nos hemos identificados con los conceptos y valores de un paradigma obsoleto que resulta inadecuado para tratar los problemas que aquejan a nuestro mundo hoy.

Por otro lado, existen investigadores científicos, movimientos sociales y distintas agrupaciones que se atreven a desarrollar un nuevo paradigma acorde con la nueva tecnología, los cambios de la economía y de las instituciones sociales.

El viejo paradigma sostuvo un concepto del universo como un sistema mecánico compuesto de elementos básicos, la idea del cuerpo humano como una máquina, el propósito de la vida como una competencia y una lucha por la existencia, la creencia en la posibilidad de un progreso material ilimitado, por medio de la tecnología y del crecimiento económico; y considerando a la mujer como alguien que por naturaleza tenía que estar sometida al poder del hombre en todos los aspectos.

Obviamente esta visión de la realidad tenía que cambiar y actualmente se está llevando a cabo, con una concepción holítica y ecológica del mundo, como un todo integrado e interrelacionado y no como un conjunto de partes sin relación alguna.

La ciencia moderna apoya el paradigma ecológico, consciente de la interdependencia que existe en la naturaleza, de los ciclos de cambios y transformaciones y de la singularidad de la vida.

Más allá del esquema científico, el paradigma ecológico representa la conciencia espiritual, que significa un concepto de ser humano unido al cosmos, tal como lo interpretan las antiguas tradiciones espirituales y el misticismo que constituyen el fundamento filosófico de esta cosmovisión.

La nueva física es parte del nuevo paradigma y está siendo confirmada por los descubrimientos habidos en todas las ciencias, especialmente en biología y psicología.

Aunque este punto de visto aún no ha sido plenamente reconocido por el mundo académico, su influencia está siendo difundida fuera y dentro de la ciencia por distinguidos científicos, entre los que figuran premios Nóbel y también por representantes de distintas tradiciones espirituales.

Se pueden definir algunos criterios como principales características del nuevo paradigma de la ciencia.

Por ejemplo el que se refiere a la relación que existe entre la parte y el todo. En el paradigma clásico se creía que todo sistema complejo se podía comprender a partir de sus partes hasta llegar a las partículas elementales, o sea la comprensión del todo en función de sus partes.

Pero los físicos comenzaron a darse cuenta que a nivel atómico la materia no se compone de ladrillos básicos sino más bien de una red de relaciones donde no existen las partes. Todas las cosas se ven como inseparables y transitorias de la misma realidad.

Otro de los criterios es comenzar a pensar en procesos más que en estructuras.

El reconocimiento de que la masa es una forma de energía eliminó el concepto de substancia material. Las partículas subatómicas no son materiales sino modelos de energía y su naturaleza es intrínsecamente dinámica.

La idea de proceso también es una de las principales características de las tradiciones místicas orientales.

La ciencia basa sus conocimientos en leyes fundamentales, que constituyen su sólido fundamento, sin embargo, cada revolución científica ha hecho tambalear esos cimientos.

Tal vez la ciencia futura no necesite esos cimientos y es probable que la supervivencia humana dependa de nuestra capacidad de modificar los métodos y los valores en que la ciencia y la tecnología se basan y del cambio de intención, y en lugar de dominar la naturaleza cooperar con ella.

Fuente: “El Tao de la física”; Fritjof Capra.