El Conflicto Emocional


El hecho de que todas las personas sean únicas e irrepetibles hace que invariablemente en las relaciones personales haya diferencias. En lugar de ser un obstáculo y convertirse en un conflicto, estas diferencias deberían enriquecernos, ayudar a madurar y a aprender a vincularnos en forma positiva.

El conflicto puede ser destructivo cuando provoca enfrentamientos, insultos y peleas graves, y es constructivo cuando sirve para que las personas aclaren los problemas, encuentren soluciones por consenso, liberen tensiones y desarrollen la capacidad de colaborar para llegar a un acuerdo.

Los conflictos necesitan tiempo, porque la necesidad de acelerar el proceso puede estar indicando un cierto grado de inseguridad y miedo y además es siempre mejor reflexionar antes de tomar decisiones.

Frente a los conflictos la mayoría de la gente, además de tener temor por no poder encontrar una solución, se enoja. Antes de ponerse furioso lo mejor es alejarse de la situación para relajarse haciendo unas respiraciones profundas para poder pensar en forma beneficiosa.

En todo conflicto no hay que centrarse en la relación ni en las características personales del otro, sino en el objetivo, si realmente vale la pena llegar a un resultado positivo o si mejor es continuar sin innovar o eventualmente considerar la alternativo de disolver el vínculo.

La solución de un conflicto no consiste en desahogarse sino en llegar a una solución compartida, por eso es importante no insultar ni culpar al otro y tratar de mantener la calma hablando en forma clara sobre lo que uno siente.

Tampoco es operativo adoptar una postura arrogante del que lo sabe todo y se muestra superior, porque esa actitud tiene su lado agresivo y puede irritar al adversario. Es necesario expresar lo que a uno le molesta del otro pero también reconocer lo que tiene de rescatable.

No interrumpa cuando le hablan, pero luego cuando le toca a hablar a usted puede decir lo que quiera pero sin responder a los insultos, agresiones o indirectas, manteniéndose concentrado en sus propias metas.

Es mejor en una discusión decir “yo creo” o “a mí me parece”, que “esto es así” o “usted es…”.

En toda discusión en la que se desata un conflicto es necesario estar bien enterado de todo lo que está pasando, conocer a fondo el problema y si es necesario utilizar a otra persona neutral como árbitro.

Poder definir el problema es el primer paso para resolver un conflicto, y saber por qué se produjo evita que se repita.

Conocer los objetivos que se desean lograr ayuda a generar alternativas para seguir, la forma de llevarlas a cabo y la manera de ponerlas en práctica.

Los conflictos hay que enfrentarlos, porque con el tiempo se van agrandando y se van haciendo más graves. Lo más importante es disminuir la tensión y llegar a un entendimiento en que ambas partes puedan ganar algo; y no olvidar que cada acuerdo alcanzado exige una evaluación para aprender de ello.