Filicidio


El filicidio es el delito que comete un padre o una madre cuando provoca deliberadamente la muerte de su hijo.

No es fácil comprender a un padre cuando mata a su hijo, pero más difícil aún es entender que sea la madre la que le quite la vida para vengarse del marido, sin embargo, ya hace más de dos mil años estos arquetipos existieron en la mitología griega.

Los mitos, las fábulas y el teatro dan forma una y otra vez, a toda la gama imaginable de dramas humanos que se repiten a lo largo de la historia de la humanidad; pero ahora es la realidad la que se impone en un mundo que ha perdido la espiritualidad y los valores.

Si alguien hoy escribiera una obra con esta trama, tal vez no resultaría creíble, porque la imagen que tenemos de una madre es la que da la vida por su hijo.

Lo único que podría ayudar a entender esta tragedia sería que la autora de este hecho no estuviera en sus cabales, pero de acuerdo a lo que refieren las noticias parece haber estado lúcida y haber tenido el tiempo suficiente como para pensar lo que estaba haciendo.

En un rapto de locura cualquiera puede llegar a matar, pero es un acto impulsivo que no pasa por la corteza cerebral, una compulsión que no se puede evitar, generalmente provocada por una emoción violenta, que a veces ni se recuerda.

Como la realidad siempre supera la ficción, hemos sido testigos de un crimen aberrante que cuesta entender. Un niño de seis años, sano, con toda la vida por delante, con el derecho a vivir su vida, es borrado del mapa por un conflicto de pareja de clase media alta, a quienes seguramente no les faltaba nada material.

Sin embargo es obvio que en esa casa lo que faltaba era armonía y amor verdadero y que nadie era feliz porque se vivía un clima de violencia.

¿Quién es la protagonista de este hecho? ¿Tuvo alguna vez vida propia? ¿o sólo vivía para su marido y sus hijos con dedicación exclusiva ligada a ellos por un vínculo simbiótico y dependiente?

Sin duda es alguien que se encontró de pronto sin nada y no pudo reconocerse como persona separada del resto.

Agravada la situación por un posible trastorno psiquiátrico crónico que probablemente arrastra desde hace muchos años, la certidumbre de haberlo perdido todo estando en una condición de inestabilidad emocional, pudo producirle una crisis de identidad que su mente desequilibrada quiso resolver matando al fruto de su amor más querido y deseado.

Mató a su hijo y simbólicamente mató al marido y murió parte de ella misma, afectos que vivía como prolongaciones de sí misma.

La pérdida de la identidad es la pérdida del sentido de la vida; y la frustración que produce el fracaso, cuando se proyecta en el otro transforma el amor en odio.

Ahora, la protagonista de esta tragedia está detenida y será juzgada. Probablemente será declarada imputable y estará en prisión muchos años. Tendrá que vivir rodeada de hostilidad y sufrir muchos vejámenes, porque en la cárcel existe una ley que todos respetan, y hay cosas que ni siquiera los delincuentes más peligrosos toleran.

En este mundo, la venganza se vuelve contra uno mismo, esta mujer pudo elegir aceptar la realidad, rehacer su vida y hasta tal vez tener la oportunidad de empezar de nuevo, en cambio, prefirió vengarse, matar a su hijo y hundirse en el infierno.