Olvidar es mejor que recordar





El olvido está desvalorizado, porque la que está sobrevaluada en estos tiempos es la memoria.

Sin embargo el cerebro tiene un mecanismo natural que justamente tiene la función de olvidar, porque si recordaríamos todo, hasta lo más superfluo, nos volveríamos locos.

La memoria humana es selectiva o sea que selecciona de la percepción y de las vivencias lo que desea recordar y lo que quiere olvidar.

A veces este mecanismo falla y la persona se acuerda en forma obsesiva de las cosas más insignificantes, errores cometidos, fallas humanas, disgustos, penas etc., que le sirven para vivir torturándose.

Otros, cuando asocian experiencias con emociones violentas, suelen guardar esos recuerdos en un sótano muy profundo que vuelven a la superficie cuando ocurren situaciones parecidas a las traumáticas.

La tortura de los que tienen tan buena memoria para lo doloroso, es sufrir no tanto por recordar sino por no ser capaces de olvidar ni perdonar.

Las personas con depresión creen que tienen que estar tristes por todo lo que pasa de malo en el mundo, viven haciendo duelos propios y de otros, se conduelen por los demás y por los que están en el más allá, transformándose en pesadas cargas negativas para los de más acá.

Para poder lograr armonía espiritual, recordar puede ser útil pero olvidar es imprescindible, ya que si esto no se puede lograr es imposible elaborar las pérdidas.

El olvido de seres queridos que han muerto a veces produce culpa, sin embargo no depende de nosotros sino que es un proceso natural que colabora para que podamos seguir viviendo.

A veces nos entristece no poder recordar el rostro de un ser querido que ha fallecido y tenemos que volver a ver una fotografía para recordarlo. No es indiferencia ni falta de amor, es el recurso que tienen los humanos para ser felices hoy, sin las sombras del pasado.

Las personas que hemos querido, con quienes hemos compartido días felices estarán siempre en nuestro corazón pero para que nos ayuden a seguir adelante, no para entorpecernos la vida y producirnos sufrimiento.

Muchos se preocupan mucho cuando olvidan algo y creen que su mente se está deteriorando y esto no es así, la mente se atrofia cuando no se usa, cuando la persona deja de tener intereses y amor por la vida, cuando se desconecta del mundo y pierde la capacidad de amar a otros y la motivación para seguir viviendo.

Afortunadamente olvidamos mucho más de lo que recordamos y eso no es patológico sino natural y necesario.

Fuente: “Viva”; “Consultorio”; “El olvido necesario”; Norberto Abdala.