Los Tics Nerviosos




Los tics pueden indicar una falla en las conexiones neuronales.  La genética y el estrés son sus causas más probables.

Este molesto síntoma, afecta a cincuenta de cada mil niños y es más frecuente en los varones.

La mayor parte de los casos son benignos, no afectan el desarrollo intelectual y su intensidad puede variar con el paso del tiempo.

Un tic motor puede incluir parpadeos, guiños, muecas, movimientos de cabeza o encogimiento de hombros.  Pero a veces son más complicados y pueden ser saltos, golpes a sí mismos, repetición de gestos obscenos, u olfatear objetos.

Los tics pueden ser fónicos, como por ejemplo un carraspeo, un sonido gutural, un graznido, un chillido, un silbido, una sola sílaba o palabras completas.

A veces los tics de más de un año de duración,  se presentan combinados con un trastorno obsesivo compulsivo y con hiperactividad.

En 1885 el neurólogo francés Georges Gilles de la Tourette lo consideró una enfermedad y le dio el nombre de síndrome de Tourette.

La causa neurológica parece estar en una serie de circuitos cerebrales,  que son los que se encargan de programar y controlar los movimientos e de inhibir acciones no deseadas.

Las técnicas de neuro imagen han hecho posible identificar el centro neurálgico donde convergen las órdenes del sistema, que son los ganglios basales que se encuentran al pie del encéfalo.

La función de este sistema operativo es conectar los actos que ordena el cerebro con los nervios y músculos que ejecutan cada orden; y cuando esta conexión falla, seguramente por un desequilibrio en la producción de neurotransmisores, el descontrol de los movimientos en inevitable.

Los que padecen del síndrome de Torette, suelen sufrir continuos episodios de irritabilidad, agresividad o impulsividad; esto lo explicaría el funcionamiento de los circuitos procedentes de la corteza cerebral que discurren a través de los ganglios basales y que se relacionan con las emociones y sensaciones.

Otra posible causa de los tics pueden ser los problemas metabólicos, como por ejemplo el síndrome de Hallervoden-Spatz, enfermedad que se produce debido al anormal metabolismo del hierro en el cerebro y que produce lesiones en los ganglios basales.

También podría provocarlos la acción de algunas bacterias, como los estreptococos causantes de la fiebre reumática y tampoco se ha descartado la influencia de la hormona testosterona, que es la hormona masculina, en los varones.

Sin embargo, aún no se sabe con certeza la causa última de los tics, afirma la Jefa de la Unidad de Tics y Tourette del Departamento de Psiquiatría del Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro, doctora María Beatriz Moyano.

Lo que se acepta actualmente es que los tics se producen debido a la combinación de factores genéticos, ambientales y psicosociales de riesgo,  que determinan alteraciones tempranas congénitas en el desarrollo de las vías neurológicas relacionadas con los sistemas vinculados con los  hábitos o las conductas repetitivas.

La doctora Moyano está en condiciones de destacar la importancia de los factores psicosociales en los tics, como la falta de armonía en los padres, la sobreprotección, el castigo o la burla de los pares, imposibilidad de realizar tratamientos, falta de apoyo escolar y de redes sociales.

Lo más importante es que la mayoría de los casos se cura espontáneamente antes de los 17 años, principalmente si el entorno no le da importancia y lo consideran como algo pasajero.

Los especialistas recomiendan tranquilidad para los afectados, no someterlos a presión para que sean normales y enseñarles técnicas para enfrentar el estrés cotidiano.

La mayoría de los casos de síndrome de Tourette no necesita medicación, solamente en algunos casos, en que el síntoma interfiere en la vida del paciente los terapeutas indican la administración de neurolépticos, como el haloperidol y el pimozide, antagonistas de la dopamina.  También se receta clonidina, sustancia que disminuye la tensión arterial y reduce los tics motores.

Los tics tienen un pico máximo de permanencia entre los ocho y los doce años; aumentan con la ansiedad, la fatiga y el estrés y disminuyen cuando la persona descansa o está concentrada en algo.

Fuente: “Muy interesante”; 05/2009; “Tics, el mal de las mil caras”; Elena Sanz; Federico Kukso.