El Arte de cambiar un hábito





La mayoría de nuestras acciones diarias son automáticas, o sea conductas que se hacen sin pensar  gracias a un mecanismo de economía de energía que tiene el cuerpo, para poder disponer de ella en circunstancias que requieren mayor atención y decisiones conscientes.

Los neurocientíficos denominan a este comportamiento “loop de la rutina” o sea algo que se repite sin pensar, frente a determinados estímulos o necesidades, como beber y  comer en exceso, fumar, consumir drogas, etc.

Las personas que asisten a un grupo de autoayuda para erradicar un hábito nocivo, como el alcohol, cambian su rutina de ir a un bar a compartir una bebida alcohólica,  por ir a un grupo de encuentro donde las personas con ese hábito pueden compartir sus  experiencias.

El grupo en sí mismo es terapéutico, porque no se consiguen los mismos resultados implementando en soledad las mismas técnicas.

Escribir la intención de cambiar un hábito y la forma en que se desea hacerlo,también hace que el cerebro pueda liberarse del automatismo y registre el nuevo plan; y las técnicas de visualización aumentan en alta proporción las probabilidades de éxito, como imaginarse libre de la adicción y haciendo una vida normal sin esa limitación.

La reacción rutinaria, o sea el “loop” de la rutina, responde a tres elementos esenciales que operan encadenados para provocar, mantener y afianzar la conducta automática:

1) La sensación de ansiedad, malestar, aburrimiento, hambre o sueño.
2) La conducta automática que sigue a esta necesidad
3) La sensación de bienestar que genera esa conducta, que el cerebro graba para volver a realizarla en el futuro en situaciones similares.

Los neurocientíficos consideran que el proceso de recuperación de una adicción no consiste en suprimir estos tres elementos al mismo tiempo;  sino,  en primer lugar, aceptar el primero, o sea la sensación de privación;  y el tercero, o sea el bienestar que genera el cambio; y solamente modificar la conducta automática cambiándola  por otra que también produzca bienestar y calme la ansiedad.

Por ejemplo, en el caso del hábito del alcohol, tomar gaseosas dietéticas, o café, comer caramelos o chicles, etc.

Un recurso que ayuda a recuperarse de las adicciones es aprovechar las circunstancias de la vida que en general obligan a cambiar de escenario o la rutina, como por ejemplo una enfermedad repentina, un viaje, un divorcio, una mudanza o un nuevo trabajo. 

Las iniciativas que se toman en momentos de crisis demuestran mantenerse mucho más tiempo que las que se intentan en tiempos normales, en los que estamos más predispuestos a actuar en forma rutinaria.

Cualquier adicción limita la libertad de una persona, disminuye sus oportunidades e interfiere en su vida familiar y laboral y hoy es el mejor momento para  liberarse, porque hoy,  es el primer día del resto de la vida.

Fuents: “Vivir Mejor con el Dr.Cormillot”; “Neuronoticias”; “Viaje al interior de sus hábitos”.