El Amor y el Sexo



El amor de pareja y la atracción sexual forman una unidad indivisible, sin embargo los humanos viven sus relaciones en forma fragmentada. 

Los adolescentes atraviesan una etapa en la que estas dos realidades están separadas, por un lado se pueden sentirse atraídos sexualmente por alguien en particular y por otro querer a otra persona.

Algunos pueden permanecer en esta etapa aún siendo adultos y tener una esposa, con quien apenas tienen relaciones sexuales y al mismo tiempo  constantes aventuras afuera,  sólo para tener sexo.

El amor maduro se alcanza cuando se adquiere la capacidad de unir el amor con la atracción sexual y no todos llegan a lograrlo, principalmente los hombres; porque en general las mujeres, suelen involucrarse emocionalmente en las relaciones de pareja.

Hoy en día, la sexualidad humana está sobredimensionada y se circunscribe solamente al plano de lo concreto y de la satisfacción inmediata.

El sexo se ha convertido en otra clase de obsesión y así, se ha creado la adicción al sexo, otra forma de escape de sí mismo, que puede ahondar aún más el vacío interior.

Si observamos el comportamiento animal al respecto, a veces el sexo puede resultar doloroso y hasta cruento.

Ciertas arañas hembras comienzan a comerse al macho cuando éste llega al orgasmo.  Sin duda,  en estos casos,  para el macho el acto sexual no sería deseable si no fuera un esclavo de los instintos, porque para él  representa el fin.

La chinche hembra no tiene orificio para la penetración del macho.  Para lograr el apareamiento, el macho tiene que perforarla, lo que obviamente puede ser muy doloroso para la hembra; sin embargo, ésta no opone reparos y se somete.

No solamente es doloroso sino también peligroso porque puede morir si el macho no acierta a perforarla en el lugar indicado.

Sin embargo, a pesar de todo, la vida se impone y el sexo es una realidad necesaria para todo ser viviente que no se puede evitar ni que es aconsejable reprimir y que continúa siendo para los humanos, misterioso, doloroso y cruel, porque puede ser a la vez, fuente del instante más maravilloso de gozo, de eternidad y de entrega pero al mismo tiempo provocar un incomprensible sentimiento de esclavitud y desazón.

La clave no es renunciar al sexo sino humanizarlo uniéndolo al amor; y de esa forma, con el amor, el sexo se transformará en éxtasis puro, porque participará también el espíritu, no sólo el cuerpo y el encuentro con el otro se convertirá en el primer paso hacia Dios.

Un enamoramiento no es amor verdadero, porque es sólo atracción sexual,  una respuesta del cuerpo, que como todo lo de este mundo muere y termina.

A diferencia de los animales, como bien dice Sigmund Freud,  el ser humano puede sublimar parte de su energía sexual en fines socialmente aceptables, desarrollando su espíritu creador y su intelecto.