La Envidia en los Medios


La envidia es una de los sentimientos más destructivos que existen, porque puede entorpecer y obstaculizar los proyectos de otros y hasta destruirlo, con la intención de obtener beneficios propios.

En el medio televisivo, la lucha para conseguir hacerse un lugar es cruel y despiadada y no respeta a nadie.

Todos los días somos testigos involuntarios de las críticas más bajas y sucias sobre personas que intentan escalar posiciones tengan o no tengan condiciones para ello.

Para lograr sus propósitos, los envidiosos eligen los recursos que se les presentan o bien investigan el pasado de sus víctimas para destruir cualquier posibilidad que tengan de superar su anonimato.

La escalera a la fama no es fácil, más cuando se piensa que el fin justifica los medios y no se toman los recaudos para no dejar huellas.

Lo mismo les pasa a los políticos si quieren hacer una carrera; porque lo primero que la prensa amarilla hace es tratar de descubrir a fondo cualquier error o conducta licenciosa, no siempre con pruebas contundentes pero suficientes como para manchar cualquier curriculum, o sembrar dudas sobre la honradez de la persona.

Esta vez se trata de una joven de origen sueco que llegó a estar en la boca de todos y tener su minuto de fama tal vez con alto costo para su deseado ascenso a la fama.

Tanto hombres como mujeres del mundo periodístico se alzaron contra la supuesta conducta íntima de esta joven que aspira como muchas otras a ser estrella; y como severos jueces la condenaron sin piedad, públicamente, sin tener en cuenta que en la vida privada cada persona es libre de hacer lo que le plazca siempre que no le haga daño a otro.

Todos sabemos que el camino al éxito está bordeado de espinas, por eso la mayoría llega a transar y es capaz de hacer lo necesario para cumplir su objetivo.

¿Quién está libre de culpa para tirar la primera piedra? Porque los mismos que condenan a una mujer son los que la usan para sacar ventajas con su poder y satisfacer sus más bajos instintos.

¿Qué clase de hombre es capaz de hacer público un acto íntimo? En primer lugar, es tan digno del mismo desprecio que desea que el público sienta por su víctima y en segundo lugar, si está denunciando un acto supuestamente inmoral en el que él también participó, por ser hombre no está libre de merecer la misma condena.

En el sexo todo está permitido siempre que sea un acto voluntario y no perjudique a nadie y más aún cuando se trata de personas mayores de edad y solteras.

Pero cabe destacar, que los hombres que se prestan a hacer un trío o un cuarteto, reflejan una homosexualidad latente no asumida; y ese acto le permite intimar con otros hombres con la participación de una mujer como excusa, sin culpa.

La burla de quienes pretenden destacarse a costillas de otro con esos chismes baratos, tal vez sea lo que produce más asco y vergüenza ajena; porque ven la paja en el ojo ajeno y no pueden verse a sí mismos haciendo el ridículo para tener rating y no perder su empleo.

Cada vez hay más gente dispuesta a cualquier cosa para estar en la tele; aunque tengan que pisotear a otras sin misericordia.

Señores periodistas o pseudo periodistas que no saben hacer otra cosa, por favor, no se conviertan en vulgares chismosos y no se metan en la vida de la gente, observen qué cualidades tienen los que aspiran al estrellato y qué saben hacer, su forma de comunicarse con el público, su carisma, su personalidad y su capacidad, y luego pueden decir lo que piensan sobre su trabajo. Eleven el nivel, que no se entere la gente que están ahí porque conocen a alguien importante; dejen que los demás vivan como quieran, como seguramente les gusta hacerlo a ustedes.

No es solamente envidia lo que sienten sino que también están discriminando a los extranjeros, porque lo mismo hicieron con Charlotte Caniglia.

El mundo del espectáculo está lleno de figuras famosas con unas vidas desastrosas; pero eso es un problema de ellos con su conciencia y no de otros, o sea de esos que creen ser diferentes.

Cada uno hace lo que puede con su vida y con lo que le pasa y nadie es juez para juzgar la intimidad de otro.
Malena Lede