Saber amar




Hay que saber amar para no equivocarse y confundir el amor con pura pasión, dependencia y dominación.

El amor  duele cuando se comete el error de obsesionarse con una persona y en vez de ser feliz con ella, volverse demandante y celoso y hacer lo posible para que ese amor fracase.

Una pareja es el compañero en el viaje de la vida, el copiloto que todos necesitan para que ese trayecto cobre un mayor significado, satisfaga la necesidad de afecto y los acompañe en el camino del autoconocimiento.

El amor produce mucha frustración y rechazo cuando no cumple con las expectativas. Es un sentimiento ambivalente, se desea amar a un ser único y libre pero al mismo tiempo se pretende ser su dueño y recluirlo en una prisión,  convirtiéndolo en un compañero de cautiverio.

Una pareja es el compañero del alma que hay que cuidar, valorar y ayudar a crecer.

El amor es lo único que permanece siempre, porque todo lo demás de este mundo tarde o temprano se desvanece.  Es un sentimiento natural y espontáneo, que para ser auténtico debe surgir del crecimiento interior.

El amor significa no interferir, dejar ser y apoyar el desarrollo del otro para que se realice, sin miedo.

Pero todos conservan el condicionamiento que proviene del amor de los  padres, que en su afán de cuidar y ayudar a sus hijos los asfixian, gratificando a los hijos que piensan igual que ellos y sancionando a los que no están de acuerdo.

Un padre o una madre tienen que tener mucho coraje para no interferir en la vida de sus hijos.

En cuanto a la sexualidad, pocos saben amar, porque la mayoría se centra en el climax y olvidan todo lo demás, que son los juegos preliminares.

Para muchos el sexo es como ver la parte de la película donde no pasa nada y perderse el principio y el final. El sexo en esas condiciones es una gran frustración, una verdadera estafa.

Los juegos preliminares es la parte más satisfactoria del sexo, donde se puede expresar más el afecto, mientras el climax que llega de repente sin haber pasado antes por todo lo que debe acontecer, es solamente el alivio de una tensión, una descarga sin ningún significado.

Esta es la vida sexual de la mayoría de las personas, frustrante; y este modo de vivir la sexualidad es la fuente de todas las perversiones.

El sexo sin romanticismo no llega nunca a la verdadera culminación, se queda a mitad de camino, porque no ha habido ningún preludio, ninguna preparación, simplemente fue un acto biológico que al culminar quita todo interés en él.

El sexo incompleto es la causa de todos los problemas humanos y mientras no sea un momento de plena concentración en el que el cuerpo, la mente y el espíritu estén totalmente comprometidos y se logre el equilibrio entre el preludio y la culminación, será solamente una simple descarga frustrante.

El mundo está lleno de personas amargadas que no saben amar, obsesionadas por el sexo sin amor, por las perversiones y por el miedo a la intimidad y al compromiso.

Fuente:  “Aprender a amar”; Osho.