Vivir sin estrés




La mejor manera de liberarse del estrés es estar en contacto con la naturaleza, caminar entre los árboles, pisar el césped, oler el aroma de las plantas y de las flores y disfrutar de la briza fresca los días de verano.

Un día de campo cambia el estado de ánimo, ayuda a mejorar la atención, benefician la salud y produce bienestar general.

Estar en un ambiente natural, rodeado por la vegetación y oyendo el canto de los pájaros, aclara la mente y disminuye la ansiedad y la depresión.

Para lograr una meditación profunda lo mejor es elegir un ambiente natural; por lo menos eso es lo que probó un equipo de investigadores británicos y alemanes, mostrando a los probandos escenas diferentes.

Las resonancias magnéticas revelaron que los participantes que habían observados escenarios naturales, manifestaron un gran incremento de la actividad de determinadas zonas del cerebro cuando dirigían su mente hacia su interior, aún estando en la posición incómoda que requiere el registro cerebral, como es el tubo cerrado en el que deben permanecer para la medición.

Estos estudios pueden ayudar a optimizar el diseño de parques y jardines públicos, con el objetivo de proporcionar el mayor equilibrio mental a la gente.

Espontáneamente, las personas que tienen alto nivel de estrés se sienten inclinadas a pasear y reflexionar en espacios verdes.

La hipótesis de los investigadores es que el campo, los bosques, las flores y las praderas son tan necesarios como el contacto social.

Los resultados de estos estudios mostraron que cuantos más espacios verdes tengan los habitantes,  con menor frecuencia sufren de trastornos  cardiovasculares o pulmonares, de diabetes o de alteraciones psíquicas.

En tanto que los ambientes desprovistos de lugares verdes producen en las personas un efecto de envejecimiento de un año, siendo los más afectados las personas de menores recursos que son las que permanecen más tiempo cerca de sus casas.

Las pruebas realizadas por el Instituto Federal Suizo de Investigación para los bosques, la nieve y el paisaje demostraron que lo más efectivo para recuperarse físicamente son los paisajes boscosos de cuidada arboleda más que una caminata por un paisaje salvaje, porque los bosques que tienen mantenimiento aparentemente aportan menos estímulos en las personas.

Vivir cerca de la naturaleza incrementa las expectativas de vida según investigaciones realizadas en Bran Bretaña y Japón y mejora la atención en niños hiperactivos afectados por el trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH), en la misma proporción que la terapia con el fármaco Ritalin.

Una bacteria común que vive en el suelo, activa el crecimiento de las células productoras de serotonina mejorando la capacidad de aprendizaje en animales, según  investigaciones realizadas en la Universidad de Bristol en 2007.  Estos resultados también se obtuvieron en humanos al mejorar el estado de ánimo de pacientes de cáncer.

La pregunta del millón es si los medios electrónicos pueden reemplazar a la experiencia real y producir los mismos beneficios.  Los estudios realizados al respecto muestran que el medio virtual es mejor que nada pero nunca  puede aventajar a la naturaleza.

La degradación de los espacios naturales afecta a las personas que viven en ellos y les produce trastornos psíquicos y emocionales.

Fuente: “Mente y Cerebro”;  No.54/2012; “El poder de la naturaleza”; Klaus Wilhelm, biólogo y periodista científico.