Las Dudas sobre el Amor




El amor se siente pero es difícil explicarlo.  Lo mismo que el odio, que es su contrario, ambas emociones se relacionan con una causa externa, que como tal es independiente de nuestro mundo interno.

El problema del amor es que no depende solamente de nosotros mismos sino también de otro y el otro siempre es otro universo.

El que cae en las redes de un enamoramiento lo primero que hace es idealizar a la persona amada, o sea creer que es idéntica a la imagen que tiene de ella; y todo lo que no coincide en la realidad con esa imagen es negado y no percibido.

El tiempo, esa constante implacable, se encarga de ir develando el enigma que es el otro, cuando se comienzan a manifestar los rasgos que no compartimos  y que nos negamos a percibir, junto a aquellas características que nos atrajeron en el momento en que nos fascinó su presencia, lo que da lugar a los sentimientos opuestos de amor y odio.

No existe el amor sin el odio en determinadas circunstancias que es la condición que transforma una quimera en algo real; porque el otro no es la prolongación de nosotros mismos sino que es otro totalmente diferente y amar es ser capaz de querer tanto sus virtudes como sus defectos. es aprender a tolerar las diferencias, a respetarlas y a aceptarlas.

Si el otro es dominado, se somete y renuncia a sí mismo para agradar, ese amor que parecía sólido como una roca comienza a diluirse como el agua.

La personalidad es la enemiga del amor o sea la lucha por defenderla, y en lugar de entregarse sin condiciones, la necesidad de autoafirmación los hace resistirse, porque parece que casi siempre lo más importante es tener la razón.

En la actualidad se hace cada vez más difícil establecer una relación con base sólida, porque lo habitual es comenzar teniendo sexo con alguien que apenas se conoce para luego intentar saber quién es.

Es poco probable que una mujer responda normalmente a los requerimientos de contacto íntimo y pueda disfrutar plenamente de él, si no conoce a la persona.  Sin embargo, muchas se imponen esa obligación porque creen que pueden dar una imagen obsoleta y no de mujer superada como se supone tiene que ser.

El sexo no es lo primero, es lo último; y tiene que surgir como algo natural, sin apuro, premeditado, imaginado, elaborado de antemano, cumpliendo el ritual de apareamiento que respetan todos los animales de la escala zoológica menos el hombre.

El sexo es una consecuencia de un trato previo en el que se tuvo la oportunidad de conocerse mejor, de comenzar a percibir emociones más profundas que la sola atracción física, que puede ser el germen de un genuino vínculo afectivo, y ese necesario ritual, hará que el sexo sea la culminación de una emoción más sincera y esperada y no un placentero ejercicio físico.
MALENA