Por qué no puedo encontrar pareja




En la vida cotidiana nos suele ocurrir que cuando buscamos algo no lo encontramos, pero ni bien abandonamos la búsqueda, ese objeto aparentemente perdido, aparece frente a nuestros ojos como por arte de magia.

Me ha pasado una y mil veces y también les habrá pasado a todos ustedes,  de dar por desaparecidas cosas que luego encontré otro día en el lugar menos pensado.

Pero un amor no es una cosa, es la necesidad de establecer un vínculo afectivo sincero con otro,  algo que muchos buscan sin ningún éxito, aunque hayan utilizado todos los recursos hasta incluso haber caído en la falacia de los encuentros por internet; sin embargo, también suele pasar que cuando sinceramente están dispuestos a abandonar toda búsqueda, en ese momento es cuando lo encuentran.

El amor es así, huidizo, escurridizo y caprichoso, porque no se quiere dejar manosear, quiere imponerse solo, llegar de improviso, en el momento en que no lo esperan, tal vez para que sea más valorado y apreciado.

Por lo tanto, es inútil que se sienten a esperarlo y dejen pasar la vida a su lado sin involucrarse en ninguna de las oportunidades que les ofrece pero que se empeñan en no ver.

Recién cuando se encuentren a ustedes mismos y descubran cuál es su propósito, cuando el entusiasmo los desborde y comiencen a ver el verdadero sentido de sus vidas y cuando les parezca que ya no tienen lugar para otra cosa, es allí cuando el amor puede aparecer; justamente porque ustedes se animaron a ser quien son y a brillar con luz propia.

¿Quién puede sentirse atraído hacia alguien que no tiene nada que decir más que lo convencional, que no tiene proyectos, que no espera de la vida otra cosa que lo que la rutina social impone, que no tiene modales, que se deja llevar por sus impulsos sin reflexionar, o que pretende saberlo todo o  que se oculta detrás de una máscara?

Aunque tal vez una personalidad rica en intereses pueda atemorizar, también provoca admiración y atracción de quien busca alguien diferente.

Muchos no encuentran una pareja porque no están dispuestos a renunciar a su ideal y en lugar de apreciar a las personas como son, ven nada más que sus defectos, o sea, las características que no coinciden con la imagen de la pareja ideal.

Tal vez, elevar el umbral de exigencias sea la forma inconsciente de boicotear a sí mismo el propio anhelo de tener una pareja.

Tendemos a enamorarnos de las personas que admiramos porque tienen onda, o sea, porque tienen el perfil que esperan para considerarla atractiva, y porque cumple con los requisitos que están de moda; pero sin evaluar otros atributos como sus valores, su conducta, su grado de confiabilidad, su lealtad, su honestidad, su valentía o coraje, su sinceridad,  su estabilidad emocional, su inteligencia y sus proyectos.

Una pareja se convierte así en algo para mostrar, un accesorio más del atuendo personal que quede bien y no desentone.

Sin embargo, hay muchas parejas desparejas que no cumplen con todas estas expectativas, son las que vieron a alguien más detrás de una imagen, que se dejaron llevar, que tuvieron la oportunidad de descubrir el diamante en bruto que se escondía detrás de su máscara.

La soledad los angustia hasta el punto de aceptar como parejas personas poco confiables que seguramente las defraudarán.

Pero también, no es raro que cuando encuentran a alguien que los ama, se empeñen en cuestionar sus propios sentimientos como si quisieran hacerse una zancadilla para caer otra vez en la soledad de la indiferencia y el olvido.

La clave, como siempre, es saber bien lo que uno quiere y ser capaz de comprometerse con ese deseo para siempre y no cambiar de objetivos todos los días.

MALENA