El Amor y el Desamor



Es necesario entender que el hombre y la mujer son, por un lado, complementarios, pero por otro, polos opuestos.

El hecho de ser opuestos justamente hace que se sientan atraídos entre sí; pero esta atracción será más profunda cuanto más distintos sean y cuando ambos mantengan la suficiente distancia como para no fundirse en uno, intentando alguno de los dos, anular la individualidad del otro.

El problema de las relaciones afectivas es que las parejas no tienen conciencia de esta realidad y cuando se enamoran quieren convertirse en uno, sin saber que el futuro de esa relación dependerá de cómo resuelvan esa natural oposición y logren aceptarse mutuamente como son.

Los amantes más felices son los que apenas se ven, porque ni bien se encuentran aparecen los conflictos y no pueden entenderse; es más, algunos aman más a sus parejas cuando están ausentes que cuando están a su lado.

El cerebro del hombre piensa distinto al cerebro de la mujer. El hombre siente la necesidad de descubrir, de revelar misterios, de realizar su propia epopeya para dejar una huella de su paso por el mundo; la mujer es más pragmática, observa más lo inmediato, se interesa más por lo humano y es más sensible a las emociones.

Solamente comprendiendo esta oposición, dándose cuenta que siendo distintos pueden también entenderse pueden llevar adelante una relación sin conflicto.

Es alentador, que a pesar de los problemas que causa esta inevitable oposición, hombres y mujeres mal o bien han convivido desde siempre a pesar de lo difícil que resulta aceptar a otro al lado de uno, que piense distinto.

Este fenómeno ocurre también a nivel colectivo, porque es la intolerancia la que ha provocado las guerras más sangrientas y las muertes más inútiles.

Si el hombre y la mujer no toman conciencia que siempre serán diferentes y que tienen que ser capaces de tolerarse mutuamente, seguirán sucediéndose los conflictos que no solamente afectarán a la pareja sino también a toda su descendencia.

Hombres y mujeres pueden estar haciendo el amor o peleándose pero nunca compartiendo el silencio ni conectándose con lo más profundo del otro; porque solamente son dos cuerpos juntos con almas separadas.

A veces, ni siquiera están presentes cuando hacen el amor, porque los dos están pensando en otra persona o en otra cosa; y la relación sexual se convierte en algo mecánico, vacío de emoción, reduciéndose a una simple descarga de tensiones.

El amor que dicen sentir muchos por una pareja suele ser ciego y por eso no basta, porque también hace falta comprensión y entendimiento mutuo.

El camino de la vida es largo cuando sólo nos acompaña la soledad; el otro es tan necesario para cada uno de nosotros como tener dos brazos y dos piernas.

Para poder comprender a otro hay que ser capaz de ponerse en su lugar, de atreverse a pensar como él y adquirir así la sabiduría de tener una visión más amplia.

Todos los problemas del mundo se deben a malos entendidos, porque además de la falta de empatía, el lenguaje no alcanza a expresar con exactitud lo que una persona está pensando.

Muchos viven muchos años juntos peleando siempre por las mismas cosas, como disco rayado, porque ya no se escuchan, sólo pueden oírse a sí mismos intentando auto afirmarse con la idea de tener la razón.

Las heridas de tantos años quedan grabadas en la mente y se reavivan con cada disputa, ahondándose cada vez más, sin poder darse cuenta que lo único que los une es el resentimiento.

No obstante, el amor siempre sobrevive y el odio viene pero se va y no mata al amor, al contrario lo hace más fuerte.

El amor es como el alimento, cuando lo necesitamos nos nutre pero una vez que nos sentimos amados, esa necesidad disminuye y surge naturalmente el deseo de alejarse, sin advertir que pronto se volverá a producir ese anhelo.

El odio y el amor son necesarios porque lo verdadero siempre es la totalidad que representan los dos polos opuestos.

MALENA
Fuente: “Aprender a amar”; Osho.