El Arte de Amar a una mujer



Ovidio nació en Italia en el año 43 antes de Cristo, con una poderosa inclinación hacia las letras.

El primer poema de Ovidio es Amores y la segunda El Arte de Amar, obra didáctica del primer período poético de Ovidio. Posteriormente se dedica a obras mayores épicas, en su plena madurez literaria.

Ovidio, como maestro del amor dedica “El arte de amar” a quienes no sepan nada sobre el amor y quieran amar.

Para Ovidio el amor tiene distintas etapas: descubrir, conquistar y mantener.

Las mujeres se descubren en los espectáculos públicos, como en los teatros o banquetes y en cualquier otro lugar de esparcimiento.

Luego, para poder conquistarlas, se necesita tener confianza en el éxito, porque a cualquier mujer le halaga ser cortejada.

A veces conviene tener un aliado para la conquista, alguien de confianza que allane el camino y saber esperar el momento oportuno.

No hay que olvidarse de su cumpleaños ni de enviarle mensajes cariñosos con promesas inocentes que aunque sean engañosas alimenten la esperanza.

No solamente hay que ser elocuente sino también insistente, hasta la roca más dura la orada el agua.

En tus encuentros amorosos es conveniente perder el tiempo a pedido de la persona amada y no pongas demasiada atención al aspecto de tu físico, porque a los hombres les queda bien cierto desaliño.

Siempre la iniciativa de acercarse ha de ser del varón y después de la conquista es saludable tratar de evitar elogiar a la mujer delante de un amigo, porque puede traicionarlo.

Esta técnica de conquista no es fija, porque puede cambiar en función del carácter que tenga cada una.

Para mantener el amor, las cualidades del espíritu son mejores que la belleza, porque permanecen en la persona hasta la tumba.

Conservar la amabilidad ante todo, saber hablar, ser elocuente y tener una mente cultivada también es mejor que ser bello. Por supuesto, estas enseñanzas son para el hombre pobre, porque el rico no las necesita, por razones obvias.

La insistencia suele dar sus frutos porque puede ablandar el corazón más frío y es bueno recordar que cediendo se puede avanzar más rápido.

El amor exige tiempo y esfuerzo, no es para haraganes; y además, hay que ser audaz y tener mucha paciencia.

Si conoces a los amigos o familiares de tu amada no olvides sus nombres; y también acostúmbrate a sorprenderla con algún regalo, porque aunque sean pequeñeces, llevará más agua a tu molino.

La poesía cautiva a las mujeres sensibles, a veces más que el dinero y también les agrada a las mujeres que la admiren por sus encantos.

La costumbre de verte hace que la mujer te extrañe, por eso pueden ser convenientes las ausencias breves.

La mujer amada jamás se debe enterar de una infidelidad si la hubiera, mejor es hacer como si no hubiera existido, porque son pocas las que perdonan; aunque la unión amorosa reconcilie.

Sólo tendrá talento para amar el que se conozca bien a sí mismo, para que pueda poner en evidencia lo mejor que tiene para ofrecer.

En el amor hay que soportar muchas cosas, como alejarse si la mujer no quiere hacer el amor y acercarse cuando sí esté dispuesta; y la discreción es muy importante, nunca hay que decir lo que debe callarse.

Evitar reprocharle a la mujer sus defectos a cada rato y reconocerle sus virtudes.

No preguntes la edad de una mujer porque no importa, la mujer madura tendrá más experiencia y la joven será inexperta.

Aprende a hacer el amor de mil maneras, para poder sentir placer ambos por igual. ya que lo mejor que existe es escuchar el goce de la amada.

El hombre no tiene que apresurar el placer sino retrasarlo, ir despacio, lento, sin apurar a la mujer; y darse cuenta de cuáles son los lugares sensibles de su cuerpo, tratando de llegar al final los dos al mismo tiempo.

Malena

Ovidio, "Arte de Amar", Los Clásicos de Grecia y Roma; Planeta DeAgostini.