La prostitución



La prostitución es el ejercicio de la sexualidad a cambio de dinero. En Argentina, como en otros países, es legal, solamente la policía controla las condiciones de higiene de algunos establecimientos de citas o la posible posesión de drogas.

Históricamente, lo más común era que fuera practicada por las mujeres, pero actualmente, los homosexuales también ejercen la prostitución.

No existen datos de que los pueblos primitivos la practicaran para obtener beneficios, pero sí se sabe que las jóvenes de las comunidades tribales eran ofrecidas a otros grupos para asegurar su subsistencia.

De modo, que el mercado humano se puede decir que existió siempre, principalmente el que concierne a las mujeres, pero se puede decir que comenzó a proliferar con el desarrollo urbano.

En las primeras civilizaciones, como Fenicia y Babilonia, existió una forma de prostitución con características sagradas, como misión de las mujeres que realizaban tareas en los templos de las diosas; mientras el pueblo judío aceptaba que solamente las mujeres extranjeras se prostituyeran.

En la antigua Grecia ya existían burdeles, alejados de los barrios, con dos clases de prostitutas: las cortesanas, caracterizadas por su mayor cultura y belleza que solamente se relacionaban con hombres de clases altas y las comunes que se distinguían por usar un atuendo especial.

Fue Roma la que reguló la práctica de la prostitución y ordenó la creación de un registro policial, en el que debían inscribirse todas las prostitutas.

En la Edad Media, la prostitución gozó de una mayor tolerancia y fue aceptada como un mal menor. Por su parte, la Iglesia intentó terminar con esta antigua práctica, creando instituciones donde las prostitutas podían reformarse; sin embargo, oficialmente los burdeles municipales, de la universidad y papales estaban protegidos.

La prostitución se extiende mundialmente en la época moderna, principalmente después de la revolución industrial y es considerada un grave problema social, dando lugar al surgimiento de varios movimientos destinados a la regeneración de las prostitutas.

Actualmente, el Consejo Económico y Social de la Organización de las Naciones Unidas intenta erradicar la prostitución en todo el mundo, pero este ambicioso objetivo es muy difícil de cumplir, porque existen causas muy profundas, principalmente económicas, que tienen que desaparecer para que esta campaña tenga éxito.

Desde el punto de vista legal, en muchos países la prostitución no es delito, pero puede ser causa válida para pedir el divorcio; pueden perder el derecho a una herencia si favorecen la prostitución de los hijos; y quedar desheredadas los hijos y los nietos.

La prostitución es una práctica favorecida por la condición de pobreza que sufren las mujeres solas cuando creen que no pueden conseguir otra fuente de ingresos que no sea enajenar su propio cuerpo.

En otras épocas, tal vez podía justificarse cuando la cultura las condicionaba, por no tener la oportunidad de concurrir a la escuela ni de estudiar, porque su educación no era considerada necesaria.

Durante la última guerra, era bastante común que muchas mujeres que habían perdido a sus maridos, ejercieran la prostitución en su propia casa para poder mantener a sus hijos.

Actualmente la prostitución pueden ejercerla tanto mujeres como hombres de todos los niveles sociales, de distintas formas, con personas reales o virtuales, mediante el uso de distintos medios audiovisuales, como teléfonos, internet, videos pornográficos,, que todos los días ofrecen distintas opciones para satisfacer la constante y nutrida demanda del público.

La mujer y el hombre que se prostituyen son utilizados como objetos descartables, y si desea mantener la clientela deberán acceder a todos los requerimientos que le soliciten, generalmente hombres que compran sus servicios, porque es raro que una mujer le pague a un hombre para tener sexo, a menos que sea muy mayor y tenga mucho dinero; y pretenda los servicios de un hombre apuesto y joven.

Los hombres que utilizan prostitutas para tener relaciones sexuales creen que son incapaces de lograr atraer a una mujer o a otro hombre si no le pagan.

Tanto el que compra como el que vende sexo, por lo general, son personas con baja autoestima que, consciente o inconscientemente, se consideran despreciables y necesitan por alguna razón caer hasta lo más bajo.

Malena

Fuente: Diccionario enciclopédico Salvat.