Temas para hablar y negociar antes de convivir


Vivir en pareja y no tener nunca ni un si ni un no, es imposible, sencillamente porque se trata de una relación íntima de dos personas diferentes, que piensan distinto, con gustos que suelen diferir y con objetivos no siempre iguales.

La mayor parte de las parejas, antes de convivir, no hablan de los temas relevantes que implican la vida en común y que más adelante pueden resultar generadores de conflictos, sin embargo, es un sinceramiento necesario que no deberían eludir.

Toda relación de pareja, necesariamente tiene un “para que”; porque aunque se trate de un vínculo ocasional y transitorio, lo mejor es que ambos coincidan con esa intención, estén de acuerdo en otorgarle esa calidad y no exigir posteriormente otra.

Si una pareja desea mantener una relación formal y duradera, lo mejor es que ambos lleguen a un acuerdo con respecto a los temas cruciales que deberán enfrentar.

Uno de los temas más importantes es si los dos desean tener hijos y cuándo, porque si hay diferencias de opinión sobre este asunto, será mejor que la decisión final, aceptable para los dos, sea negociada antes de estar juntos.

La organización del hogar tampoco debe dejarse para después, porque es un tema que muchos dan por sentado sin reconocer que las cosas han cambiado, que ni las mujeres ni los hombres son como antes, porque hoy en día todos trabajan y los que viven juntos, por cualquier razón, deberán necesariamente repartir las tareas de la casa por igual sin ningún prejuicio.

Aun cuando la mujer no trabaje, tampoco tiene por qué ocuparse de todo y atender al hombre como si fuera su mamá, porque ese cotidiano quehacer la reduciría a un rol sin ninguna posibilidad de crecer y porque es bien sabido, que las parejas se llevan mejor, cuando ambos tienen la oportunidad de desarrollar su potencial para ser quienes son.

El hombre que vive solo, si no quiere vivir en el caos, además de trabajar, tiene que tener limpia y organizada su casa y la ropa que necesita y si no resuelve el tema de la comida yendo a un restaurante o llamando a un “delivery”, tendrá que hacer las compras y cocinarse para él.

De modo que vivir en pareja para un hombre, no significa haber encontrado una solución para las tareas domesticas, con cama adentro para todo servicio, sino la intención de compartir una vida en común, eventualmente formar una familia y tener un proyecto de vida juntos.

Tambien es conveniente que antes de la convivencia sea definida la forma de administrar el dinero, teniendo en cuenta que es deseable que ambos conserven en parte, su independencia económica, para evitar conflictos.

La familia de cada uno puede ser un factor de riesgo para una pareja, principalmente cuando alguno de los dos no acepta, que si ha decidido independizarse para formar su propio hogar y desea tener una feliz convivencia, es necesario que cambie su orden de prioridades, concediéndole el primer lugar a su pareja, el segundo lugar a los futuros hijos y el tercer lugar al resto de la familia.

Muchas separaciones se deben a conflictos familiares que no se han resuelto de entrada, celos, relaciones simbióticas con los padres, falta de respeto de la familia parental por las decisiones de la pareja, ayudas económicas que la comprometen, disputas por el tiempo libre no compartido, odios infundados entre los familiares de cada uno y todo ello, alimentado por la culpa que ocasiona a la pareja, rebelarse frente a las expectativas de sus respectivos padres.

Los hábitos de solteros que no se pueden compartir, también son causa de conflictos, como la afición por un deporte en particular, la compañía de amigos de la infancia no comunes, o hobbies o pasatiempos, que ninguno de los dos este dispuesto a abandonar.

Una pareja no es alguien que acaba de nacer sino un individuo que tiene una historia personal, una personalidad, predilección por determinadas cosas que no querrá cambiar, un estilo de vida individual y gustos específicos que habrá que aceptar y no esperar a convivir para tratar de cambiar.

Malena