Amores frágiles en tiempos utilitarios


El fenómeno de las redes sociales puede generar la ilusión de hacer posible encontrar una pareja sin sufrir el riesgo de ser rechazado en un eventual contacto cara a cara.

Aunque la permanencia de ese vínculo no esté garantizada, si se toma la debida distancia y se actúa con la debida prudencia, puede ser útil para aprender a relacionarse, perderle el temor al otro sexo y adquirir experiencia; aunque sería ingenuo esperar que se transforme en una relación duradera; porque a través de internet, se puede conocer a gente, que la mayoría de las veces sólo está dispuesta a utilizar ese medio para provecho propio sin pensar en el otro.

Tan repetida es esta circunstancia que ya se ha convertido en un clásico, de modo que el que quiera intentarlo, tendrá que estar dispuesto a arriesgarse aún más, que utilizando para el mismo fin otros medios para el encuentro amoroso.

La comunicación mediática impulsa generalmente a intentarlo todo, a los que tienen inhibiciones y también mucho tiempo libre, incluso a inventar identidades y ser otros, sin que implique para ellos ningún compromiso ya que se encuentran escudados en lugares virtuales del otro lado de un aparato.

Sin embargo, este fenómeno no es privativo de los medios de comunicación virtuales, ya que la fragilidad de los vínculos en estos tiempos utilitarios, también se observa en parejas que se han conocido en persona.

El sociólogo polaco Zygmunt Bauman, en su libro “Amor líquido”, habla sobre este tipo de relaciones que él denomina “de bolsillo”, para usar y tirar, porque vivimos en una sociedad en perpetuo cambio e inconsistente, donde no hay nada que dure demasiado; una sociedad líquida de personas solitarias que no quieren asumir la carga de un vínculo.

El sello de esta época es la precariedad y la insolvencia de los afectos que le permite a una persona desaparecer sin dejar rastros ni dar ninguna explicación porque al no existir ningún compromiso consensuado cree tener el derecho de huir sin mirar atrás los platos rotos.

Como las pompas de jabón los amores desaparecen en el aire dejando en muchos casos heridas profundas y la convicción de que todos los amores son falsos y que es imposible hallar el amor verdadero, que es el que desea mantener al ser amado, conocerlo y lograr una intimidad más allá del sólo deseo.

En un mundo donde todo se compra y se vende y donde todo tiene que tener alguna utilidad, también los afectos parecen estar en la góndola para ser usados para algo.

El amor necesita tiempo, presencia, comprensión, aceptación de la singularidad del otro, creatividad, compromiso y respeto; y requiere considerar al otro como sujeto y no como objeto; y lo humano sólo se mide por los sentimientos y los valores; que hacen posible que lo frágil se convierte en sólido y lo fugaz en permanente y lleno de sentido.

Malena

Fuente: “Amor líquido”, Zygmunt Bauman