Aprendiendo a Amar - Segunda Parte


El odio y el amor no están en contra sino que son complementarios. A veces se teme odiar porque se cree que el odio destruirá el amor, sin embargo, no es así.

El temor es inseguridad, significa no estar seguro de amar. El odio sólo destruye al amor cuando éste es débil o es solamente algo imaginario, no real.

Cuando hay amor suficiente también hay odio suficiente y cuando el odio desaparece el amor se fortalece.

Los opuestos son los que mantienen viva la llama del amor, los que le proporcionan tensión, le dan carácter y temple.

De manera que no hay que preocuparse por pasar del amor al odio y permitir que esos dos sentimientos siempre tengan un espacio dentro de uno mismo.

Amar y odiar a un amante es un todo completo porque ambos sentimientos son necesarios.

Cuando dos personas están solas y se sienten deprimidas y aisladas sufren principalmente porque están aburridas de ellas mismas. Ambas buscan una distracción y se encuentran. Pero cuando por fin esas dos personas tristes y derrotadas están juntas, el sufrimiento aún es mayor porque el aislamiento se potencia multiplicado por dos; porque no se puede usar a otro para salir del aislamiento, eso es negocio no amor.

Estar solo es diferente de estar aislado, porque no significa estar triste o depresivo sino estar bien consigo mismo; y si se encuentra una pareja no es para buscar compañía sino para continuar siendo quien se es y ayudar al otro a hacer lo mismo.

Solamente la persona que es libre disfruta dando, es respetuosa de la individualidad del otro y jamás se entrometerá en su espacio propio.

Sin embargo, los amantes temen darle independencia al otro, porque creen que de esa manera no los necesitarán y serán descartados. Por eso se empeñan en controlarse mutuamente, para seguir siendo dependientes uno de otro convirtiendo la relación en una transacción y en una perpetua lucha.

Ama sin condiciones, sin especular, sin mendigar y recibirás lo mismo.

Un amante detecta la manipulación cuando se da cuenta que el otro está esperando algo de él y lo está usando como medio y no como un fin en sí mismo.

El que se siente aislado busca compañía para usarla para entretenerse, pero el que está solo tiene una gran necesidad de compartir y de dar. Desborda de energía y necesita brindarla a otro.

El amor verdadero nunca es apego pero el deseo sí.

(Continúa tercera parte)

Malena

Fuente: “Aprender a amar”; Osho