Cómo crear un invento


Georges de Mestra, (1907-1990), fue un ingeniero electrónico suizo, gran investigador, curioso y muy observador, que a partir de la molesta experiencia que sufría cada vez que salía a caminar con su perro por las montañas alpinas, se hizo famoso con un extraordinario invento, el cierre de abrojo.

Sucedía que cuando volvía de sus habituales paseos, tenía que hacerse cargo de la engorrosa tarea de desenganchar los frutos de los cardos que se habían adherido a sus pantalones y al pelaje del animal. Hasta que un día, cansado de esta rutina, decidió examinar con el microscopio por qué resultaba tan difícil desprender estos pequeños frutos del pelo de su perro y de su ropa, y pudo observar que los cardos se pegaban por contener diferentes filamentos cruzados terminados en forma de pequeños ganchos.

La observación de este fenómeno le permitió hacer una inteligente relación que daría lugar a su original invento, el Velcro, nombre que surgió de la combinación de dos palabras francesas: “velours”, que significa terciopelo y “crochet”, que quiere decir ganchillo, elemento de enorme utilidad práctica, que es utilizado hoy en día masivamente en todo el mundo en varias industrias.

Pero su gran ingenio ya se había manifestado a los doce años al construir un avión de madera, de juguete, que luego patentó; y su gran interés en la tecnología de los automóviles, trenes y aviones lo impulsó a recibirse de ingeniero en electricidad y luego a trabajar en una empresa de ingeniería, dedicada al comercio de máquinas.

El sistema de cierre Velcro está tan difundido que casi todas las personas lo conocen, ya que habitualmente es utilizado en la industria del calzado, de la indumentaria y de otros rubros de uso doméstico.

A pesar de ser una idea genial, Georges de Mestra encontró al principio resistencia en los inversores, quienes no lograron ver el extraordinario potencial que tenía su invento.

Confiando en el gran valor de su idea, Mestra patentó el Velcro en 1951 y lo desarrolló personalmente formando su propia empresa, convirtiéndose en multimillonario y llegando a vender 55000 kilómetros de este material, por año.

El Velcro es de una extraordinaria duración, ya que no se gasta con el uso, llegando a durar más que el propio producto al que viene adherido.

Como tiene tan alta resistencia al deslizamiento es óptimo para evitar, por ejemplo, que se muevan distintos componentes de un vehículo, ya que un trozo de menos de doce centímetros es capaz de soportar una fuerza de una tonelada con la enorme ventaja de que se desprende con gran facilidad y rapidez.

Este caso es un ejemplo más de que todavía queda mucho por inventar y que para hacer un descubrimiento original, solamente se necesita capacidad de observación, curiosidad e ingenio y luego atreverse a confiar en sí mismo.

Malena

Fuente: “Parabrisas”; “Hombres de auto”; Pablo Jorge Gualtieri.