Mad Men


El que desea ver más allá de la supuesta realidad del país del norte, rico y desarrollado después de la segunda guerra mundial, si ya no la ha visto, le recomiendo ver la serie para televisión “Mad Men” cuya primera temporada vuelve a exhibirse en Cinemax los jueves a las 23.15

Podrán disfrutar de una excelente realización que en su momento fue premiada, y a la vez ser testigos de las aristas sombrías de la otra cara de la sociedad de consumo y del ideal del sueño americano.

A través de la vida de un grupo de personajes patéticos, expertos en el arte de la manipulación, que comparten la misma actividad en una empresa de publicidad disputándose las posiciones de privilegio, esta serie pretende mostrar que a pesar de escalar posiciones y tener éxito, estos individuos no pueden evitar sentirse acosados por sus conciencias en un ambiente donde los valores humanos se han perdido y sólo quedan los placeres que proporciona el dinero.

Hombres trepadores que no tienen escrúpulos y que apelan a toda su sagacidad para ocupar un lugar en ese micro mundo, donde corren el riesgo de caer en las redes de sus empleadas, que a otro nivel también están en la misma carrera, pero ellas tratando de conquistar a alguno de esos hombres de éxito; aunque esta pretensión signifique arrebatárselos a otras.

En el tiempo en que se desarrollan las escenas, la expansión industrial necesitó muchos hombres para dirigir las numerosas empresas que surgieron, la mayoría, proveniente de hogares humildes y hasta paupérrimos.

Estos hombres tuvieron la oportunidad de ascender a un nivel social más alto, a veces casándose con las hijas de los nuevos magnates y accediendo a formar parte de sus negocios y otras ganando la batalla de la supervivencia del más apto.

Estas criaturas siniestras parecen haber llegado a tenerlo todo; la mujer perfecta, los hijos perfectos, la casa perfecta, el trabajo perfecto; pero lejos de estar satisfechos sienten, por un lado exacerbada su ambición que es la que los impulsa a subir otro peldaño más de la utópica escalera al éxito, mientras por otro lado no pueden evitar darse cuenta de lo relativo que son esos valores, de su soledad y del vacío de sus vidas; ya que de nada vale intentar llenar ese abismo insondable con más cosas o con las mujeres más hermosas.

Tampoco pueden enterrar para siempre su triste pasado que amenaza constantemente con filtrarse a través del ruido, para mostrarles la paradoja de la vida, que parece señalarles que la felicidad es muy esquiva; que no se trata de tener mucho o poco dinero; sino tal vez de otra cosa más difícil como podría ser saber apreciar las verdades más sutiles.

Mientras tanto, logran sofocar el avance de cualquier impulso genuino, eligiendo rendirse a la seducción que ejerce en ellos el poder del dinero, creyendo en él y usando a los demás para sus propios fines, para luego, sin ningún escrúpulo, descartarlos como objetos.

Malena