Para qué ahorra la gente


En este momento histórico, en este país, más que ahorrar la gente se endeuda para ganarle a la inflación pero también ahorra comprando algo de valor, porque la cultura europea ha dejado en nosotros una huella profunda sobre el ahorro que va más allá de los avatares económicos.

El que tiene capacidad de ahorro busca la forma de reunir algún dinero para algún imprevisto, o para darse un gusto, o para cambiar el auto o comprar un terreno para algún día poder tener la casa propia. Entonces, la técnica habitual para la gente común, es guardar el diez o el veinte por ciento de lo que gana, dependiendo de sus necesidades.

Ahorrar en un país con inflación elevada parece descabellado, sin embargo, significa un acto de responsabilidad, porque cuando surge un gasto inesperado si hemos sido precavidos no tenemos que pedirle a otro que nos preste sus ahorros, o a un banco que cobra altas tasas de interés o vender lo más rápido posible, el auto u otro bien, a un precio inferior a su valor.

Antiguamente la gente que tenía negocio compraba departamentos para alquilar y para tener un respaldo para la vejez, ya que en esa época sólo se jubilaban los empleados públicos, los bancarios, el personal judicial y los militares.

Pero cuando el gobierno congeló los alquileres, se puede decir que perdieron todo porque durante muchos años la renta que recibían era mínima y sus propiedades perdieron valor al estar ocupadas.

Una persona común no sabe cómo invertir y aun para alguien que conoce el mercado, le resulta difícil programar una inversión a largo plazo.

No obstante, tener un pequeño monto de dinero guardado en alguna caja de seguridad, ya sea en dólares, libras, euros, bonos o en monedas de oro, puede dar la sensación de sentirse más seguros.

Pero no se trata solamente de ahorrar dinero con el propósito de acumularlo, también ahorramos dinero estando atentos y aprovechando los descuentos que hacen los supermercados, las ofertas de los negocios, las rebajas en los restaurantes, los cines y los teatros.

La forma de administrar el dinero influye en nuestras vidas en todo sentido, según qué es lo que hacemos con él, cómo lo ganamos y si deseamos más guardarlo que gastarlo, dándole un matiz a nuestro carácter y condicionando nuestra manera de pensar y de relacionarnos.

Para algunos, el dinero es el principal motivo de su existencia porque si les falta pierden su identidad y sienten que no son nadie. Sus vidas giran en torno a él, disfrutando haciendo dinero y acumular una fortuna para ser quienes quieren ser, personas adineradas, supuestamente más atractivas y felices.

Sin embargo por dinero se cometen los crímenes más terribles, porque el dinero es la primera causa de asesinatos.

Para muchas personas el dinero les da la misma seguridad que da un padre sostenedor y si no han tenido un padre que se ocupara de sus necesidades, entonces hacen lo contrario para no ser como él, transformándose en su opuesto acumulando dinero.

El que no ahorra se atreve a vivir solamente en el presente y se entrega a la providencia, dejándose fluir y tratando de enfrentar los avatares de la vida cuando se presentan; mientras el que ahorra puede vivir el presente pero también tiene un proyecto de futuro.

El que no gana dinero suficiente puede sentirse disminuido y culpable por no ser capaz de ganarlo, y sentir resentimiento y envidia por no poder vivir holgadamente como otros.

La televisión enseña a muchos cómo gastar el dinero en miles de cosas, estimula a comprar, a viajar, a vivir en costosos edificios, a vestirse con ropas de marca, a jugar en los casinos, a tener las mujeres más bellas y costosas.

La mayoría comprende que es pura fantasía y que tener todo eso no siempre es sinónimo de felicidad, pero otros, que no son pocos, están dispuestos a robar y matar para conseguir tener lo mismo.

Un hombre honesto se puede sentir muy mal si no puede atender las necesidades de su familia, sin embargo, puede encontrar la forma de superar la adversidad teniendo entusiasmo y usando su inteligencia, porque en una gran ciudad se puede hacer dinero de muchas formas.

Conozco un hombre que se gana la vida ofreciendo limpiar los vidrios de los negocios en forma periódica. Como es cumplidor, trabajando algunas horas por día logra ganar lo que necesita, sin ocupar la vía pública y sin molestar a nadie.

Aprender un oficio no lleva mucho tiempo y puede llegar a ser una tarea muy rentable; ya que en la actualidad la mayoría quiere estar sentado en una oficina frente a un escritorio.

Pero también están los que duermen en la calle y no hacen nada en todo el día, que son los menos, porque seguramente están enfermos.

La mujer se encuentra doblemente exigida en esta época, teniendo la obligación de ayudar a ganar dinero para la casa cuando no alcanza y al mismo tiempo permanecer deseable y linda para su esposo o correr el riesgo de que se vaya y abandone a toda la familia.

Pero aunque la plata alcance, la mujer no puede tolerar la contradicción de tener un título universitario para colgarlo en la cocina, de modo que lo que se espera es que el hombre la ayude con las tareas de la casa.

Además, los que tienen una familia saben que los tiempos no son los mismos de antes, que los hijos se van y esperan no tener que ayudar a sus padres sino al contrario desean que los ayuden a ellos.

Para manejar el propio dinero es necesario tener inteligencia para controlar nuestros gastos y no permitir que el dinero sea el que nos controle a nosotros. No gastarlo todo, dejar siempre algo, como para demostrarnos a nosotros mismos que somos los que tenemos el dominio.

Malena