El Milagro de los Andes


Daniel Fernández Strauch, uno de los 16 sobrevivientes de la tragedia aérea de los Andes; que hace 41 años sufrieron los 45 ocupantes del vuelo 571 de ña Fuerza Aérea Uruguaya, que transportaba al equipo de rugby Old Christians; escribió el libro titulado “Regreso a la montaña”, para expresar las reflexiones filosóficas que le inspiró esa experiencia y rescatar los valores humanos que se ponen en evidencia en las situaciones límite.

Dicen que en los momentos en que la muerte deja de ser algo que les pasa a otros y se convierte en una certeza y nos tenemos que enfrentar a ella cara a cara, es cuando la vida adquiere mayor significado y se vive a pleno cada minuto haciéndonos sentir más vivos.

En esa circunstancia, vivir precariamente más de dos meses en medio de la nada, expuestos a los rigores del frío, sin recursos para alimentarse y teniendo que ser testigos de la muerte de familiares directos que no pudieron resistir ese trance, indudablemente deja huellas indelebles toda la vida pero también permite tomar conciencia del poder de la voluntad de cada uno para sobrevivir y de la importancia de fortalecer el espíritu y de pensar en el otro como si fuera uno mismo, una virtud que la humanidad ha perdido al creer que ayudando a otro somos más vulnerables y quedamos a su merced.

Es en los momentos límites en que la personalidad se pone a prueba y tiene que abandonar su acostumbrado egoísmo para apoyar al otro y poder pensar en grupo la manera de encontrar soluciones para salvar la vida.

Esa experiencia, dice Daniel en su libro, fue como retroceder en el tiempo y volver a la edad de piedra, en que comprender las necesidades del otro era esencial para enfrentar el peligro que los acechaba y que mantener la unidad era indispensable para la supervivencia.

Aunque estas circunstancias vividas por estos jóvenes fueron terribles y el hambre, el frío, la falta de sueño y los conflictos que se suscitaban no les daban tregua, se creó entre ellos una atmósfera de comprensión mutua que les proporcionó una fuerza extraordinaria que nunca los hizo sentir solos.

Vivir ese drama permitió que Daniel se diera cuenta que la única manera de vencer el sentimiento de aislamiento es pensar en las necesidades del otro y sentir que el otro también piensa en las nuestras.

En esta sociedad tenemos todo al alcance de la mano, pero vivimos centrados en nosotros mismos y anestesiados por el exceso de estímulos y nos olvidamos del resto de la gente.

Hemos adquirido valores que son opuestos a nuestra propia naturaleza humana, programados para hacer lo que no nos gusta y para no expresar las emociones que sentimos, pero en una situación límite tenemos la oportunidad de encontrarnos a nosotros mismos y de ser auténticos para poder enfrentar el peligro y sobrevivir.

Al despojarnos de la máscara que hemos aprendido a utilizar gracias a la cultura, se enciende en nosotros la llama de nuestro ser esencial que fue la que le permitió al hombre primitivo sobrevivir en grupo, catástrofes, cataclismos, y demás desastres naturales.

Al igual que los mineros chilenos que permanecieron sepultados vivos gran cantidad de días casi sin esperanzas, este grupo humano perdido en la cordillera de los Andes, pudo rescatar las virtudes que en condiciones normales suelen permanecer ocultas en el abismo profundo del alma humana.

Malena

Fuente: “Regreso a la montaña”; Daniel Fernández Strauch; miembro de la Fundación Viven, dedicada a la promoción de valores.