La Paz


La paz es sinónimo de felicidad, pero para el ser humano todavía sigue siendo una utopía.

Mientras haya personas que no estén en paz consigo mismas el mundo será un lugar peligroso y abundarán los conflictos.

La paz es haber logrado el equilibrio, el estado ideal de moderación, el justo medio, la tolerancia y la comprensión.

Un espíritu en paz es también una conciencia iluminada porque ha logrado pensar con la mente y el corazón.

Quienes viven lejos de las ciudades, están conectados con la naturaleza y prefieren vivir una vida sencilla tienen paz interior, porque no tienen que competir, ni luchar para cumplir metas ambiciosas, se conforman con lo que les brinda la tierra y aceptan su destino con orgullo.

Estas personas conservan la inocencia de los niños, no están de vuelta como los que viven en la jungla de asfalto comportándose a la defensiva; sino que deciden creer en los demás, confían en la providencia y se entregan.

La paz contribuye a entender a los que piensan diferente y permite darse cuenta que ninguno es dueño de la verdad y que todos somos imperfectos.

La paz derrota a la violencia, termina con los conflictos y con los resentimientos, es el manto de piedad que permite el perdón y el olvido.

Cuando los individuos aprendan a no proyectar su propia frustración en los demás habremos avanzado un paso más hacia la paz duradera, mientras tanto seguirán echándole la culpa a otro de sus errores.

La violencia es miedo, miedo a la pérdida, a no poder ser como los demás, a no tener lo que necesitan, al sufrimiento, a las privaciones, al dolor, a la soledad y al desamparo; y la violencia engendra más violencia.

Las guerras no solucionan nada porque recién cuando han muerto miles y se han gastado millones en armamentos, los gobiernos deciden reunirse en una mesa de negociaciones para llegar a un acuerdo.

La guerra es un buen negocio, porque activa la economía, genera puestos de trabajo y aumenta la demanda de armamentos, pero principalmente, ayuda a hacer catarsis a la gente que se siente frustrada y sin esperanzas.

La ira y el miedo incentivan las contiendas bélicas, lleva a cometer actos aberrantes y a matarse entre hermanos.

La paz interior del individuo hace posible la paz social porque ya no existen razones para el enfrentamiento, no se proyectan más las carencias, se puede ver la realidad con más claridad y ser más objetivos; y las diferencias se pueden entender sin llegar a la violencia.

El individuo equilibrado es estable y puede reflexionar, actúa en forma coherente con su código de valores, no tiene prejuicios ni juzga a los que piensan diferente; ve las esencias e ignora las apariencias, disfruta lo que tiene, puede amar y trabajar y crear vínculos saludables

La paz es el estado óptimo de la mente que lleva al autoconocimiento y permite tomar conciencia de que todo tiene un propósito.



Malena