Vivir Solo


En Argentina, más de dos millones de personas viven solas; según lo que revela el último Censo del año 2010 realizado por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) y que representa el 5,5% de la población.

Más de medio millón de ese total, tienen entre 25 y 44 años; segmento de población que se acrecienta día a día; individuos que se caracterizan por tener hábitos similares, que trabajan, ganan bien, viven para sí mismos, se dan todos los gustos, viajan, se visten con elegancia, se someten a cirujías estéticas para lucir mejor, asisten a toda clase de espectáculos, hacen deportes y tiene relaciones sin compromiso.

Esta tendencia es un fenómeno mundial que está aumentando día a día y el mercado inmobiliario lo confirma con una mayor demanda de departamentos para una sola persona.

Una mujer o un hombre soltero de más de treinta años, ya no son considerados por la sociedad como “solterones”, sino que su status se ha revalorizado y ahora se trata de individuos que han elegido no precisamente estar solos sino vivir solos, que es diferente.

El hecho de asumir la propia vida y estar libre de compromisos se nutre de la necesidad de ser dueños absolutos del propio tiempo, poder disponer de toda la energía para el desarrollo personal, no tener que consultar ninguna decisión, vivir sin preocupaciones domésticas, no tener personas a cargo ni limitaciones de horarios y no tener que compartir el control remoto.

Aunque en su mayoría los que viven solos se consideran felices, sin embargo, no dejan de añorar poder compartir sus cosas con otro en el momento preciso que lo necesitan; tampoco tienen quien los ayude si están enfermos, ni pueden disfrutar las delicias de un afecto sincero cotidiano.

Los “neosolteros”, llegan a ser hedonistas y a malcriarse a sí mismos muchas veces hasta el delirio, llegando hasta la sofisticación más exquisita si se lo permite el bolsillo.

Pero no cualquiera se habitúa a la soledad y puede vivir en esas condiciones sin, en algún momento, llegar a deprimirse. Porque para vivir solo y sentirse bien hay que aprender a disfrutar de la soledad, a estar consigo mismo y conocerse más, a pensar, a tener un espacio propio para desplegar la creatividad, para hacer proyectos y atreverse a realizar todos sus sueños.

Es cierto que vivir solo en esta época no es como antes de que existiera la computadora, porque aunque nunca podrá reemplazar a una presencia física, disminuye la sensación de aislamiento que puede surgir en algún momento.

Pero la tecnología puede favorecer el hecho de evitar conectarse en persona, poniendo todo al alcance de la mano y llevando a los solitarios a relacionarse con muchos pero sin formar un solo vínculo verdadero.

Vivir solo no es sinónimo de estar solo, sino que representa la oportunidad de elegir lo que se quiere compartir y no tener la obligación de compartirlo todo.

Vivir solo es la mejor manera de poder vivir en compañía, porque brinda la oportunidad de aprender a bastarse a sí mismo y a no esperar que el otro sea como su mamá y que atienda sus necesidades domésticas.

Malena.