Déjà Vu


Alrededor de seis de cada diez personas tienen experiencias “déjà vu”, o sea la sensación de haber experimentado haber estado antes en algún lugar, aunque jamás hayan estado allí, o de haber vivido situaciones que le resultan familiares al punto de recordar con exactitud lo que estaba ocurriendo con detalles, incluso las personas que participaban, pudiendo prever lo que iba a ocurrir pero sintiendo la impotencia de no poder evitarlo.

La literatura de todos los tiempos ha descripto este fenómeno con frecuencia, considerándolo en algunos casos una experiencia de vidas pasadas, cuando creen en la reencarnación, mientras otros lo atribuyen al poder del inconsciente colectivo de Jung, que conserva toda la historia de la humanidad.

Friedrich Schwickert (1855-1930) visitó Efeso, lugar que le resultó tan familiar que pudo recorrerlo solo sin equivocarse. Posteriormente, un brahmin lo llevó a un estado de conciencia alterado, durante el cual Schwickert pudo revivir su vida anterior en Efeso. Había sido el jefe de un cuerpo de caballería que luchó en Efeso, muerto en batalla.

El referendo W.S. Lach-Szyrma, vivió obsesionado por la visión nítida de un pueblo, en el que había un arroyo, un puente y una iglesia, hasta que un día visitó Adderbury, el pueblo que recordaba con tanta frecuencia. Ese lugar se relacionaba con sus antepasados maternos desde 1800. También tenía visiones de una colina, de un bosque y de un mar muy azul donde tenía la sensación de haber vivido en otros tiempos. En la iglesia estaban las tumbas de sus antepasados.

Para el filósofo Henry Bergson, el estado de déjà vu se produce cuando la conciencia cae en un estado de ensoñación en un momento de distracción.

Algunas condiciones psíquicas anormales pueden provocar experiencias déjà vu, en casos de una personalidad escindida, una disminución de la tensión psíquica o de la capacidad de síntesis.

Estas imágenes pueden surgir a partir de sugerencias inadvertidas que les sirven a ciertos sujetos que padecen de una plasticidad mental alterada, para elaborar fantasías con esos elementos dándoles la apariencia de reales.

Los espiritualistas que no creen en la reencarnación atribuyen estas experiencias de dèjà vu a la influencia de espíritus.

Algunos sostienen la hipótesis de que las experiencias déjà vu podrían ser el resultado de una percepción paranormal, a partir de un recuerdo olvidado leído en algún libro mucho tiempo atrás, que un determinado estímulo en el presente lo vuelve a la conciencia sin que la persona sepa de dónde proviene.

Los que investigan estos fenómenos, que creen en la reencarnación, están convencidos de que la experiencia “dèjà vu es un recuerdo de una vida anterior, ya que les resulta difícil encontrar otra explicación.

Sin embargo, la mente tiene capacidades que aún no conocemos y en ciertas condiciones podría captar hechos ocurridos en otras épocas, dado que el tiempo no es lineal como creemos ni absoluto sino relativo al espacio; y si la mente puede percibir otros espacios también puede percibir otros tiempos.

Los centenares casos de recuerdos de vidas pasadas que pueden comprobarse con registros históricos que aún existen, deben investigarse a fondo con toda seriedad y con total objetividad sin agregarle ningún atributo subjetivo para hacerlo más creíble.

Sea lo que fuera, lo cierto es que la mente tiene la capacidad de recrear experiencias más allá de lo conocido y de imaginar lo nunca visto y que precisamente esa es la fuente de su creatividad no importa de donde venga.

Mozart decía que no le exigía esfuerzo alguno componer su música porque la podía escuchar con su mente como una unidad y lo único que tenía que hacer era escribirla.

La creatividad para las teorías evolucionistas es la capacidad de hacer relaciones, sin embargo también surgen espontáneamente imágenes o sonidos que parecen no provenir de ningún lado o del todo.

Malena
Fuente: “Reencarnación, creencias ancestrales y testimonios modernos”; David Christie-Murray.